jueves, 21 de octubre de 2010

Sin bombacha

Esta es una reflexión sobre las ambigüedades semánticas de un sustantivo en la variedad del español en la Argentina y no el comentario sobre el tema homónimo del grupo “Damas gratis” que tematiza el problema de la infidelidad femenina ocasionada por su comportamiento liberal en la vida nocturna.
Sucede que en la Argentina una prenda íntima femenina es conocida como bombacha, lo que en otras partes del mundo hispanohablante se denomina braga, pantaleta o calzón, pero también denomina una prenda masculina generalizada entre los gauchos desde el último cuarto del siglo XIX y actualmente constituye parte del atuendo obligatoria de algunas agrupaciones tradicionalista. Por ejemplo la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes utiliza la bombacha blanca.

La ambigüedad quedaba salvada en el uso porque en expresiones coloquiales se referían al mundo masculino o femenino respectivamente o en todo caso se aclaraba diciendo “bombacha de gaucho”.

En la segunda mitad del siglo XX las mujeres avanzaron en el uso de pantalones por su comodidad y practicidad para muchas tareas y en las últimas décadas, tanto hombres como mujeres comenzaron a usar bombachas de gaucho porque se trata de una prenda de tela rústica sin ser dura y cómoda que facilita la amplitud de movimientos.

Cierta vez, encontrábame preparando la presentación de un libro sobre el encuentro entre llaneros y gauchos en Salta, por lo que se me ocurrió escenificar un enfrentamiento entre estos soldados irregulares acostumbrados a pelear con cuchillo y se me ocurrió hacerle la propuesta aun diestro esgrimista del cuchillo, pensé que con unas camisas, bombachas y ponchos bastaría para simular los atuendos de época. Recuerdo que encaré al conocido cuchillero y le dije:

- ¿Tenés bombacha? – Me miró y con rostro dubitativo me contestó:

- ¿De gaucho?

Jamás hubiera esperado una contestación así de alguien cuya masculinidad –hasta ese momento- no hubiera puesto en duda. Entonces agregué:

- No, sólo quería saber si preferías el culote o la tanga.

Nunca hicimos la escenificación del duelo criollo pero tampoco volvía a preguntar por su preferencia en ropa íntima.
Soy docente pero tengo un problema, tardo mucho en individualizar a la gente, creo que tiene que ver con un problema de percepción que recién estoy comenzando a comprender, sin que ello sea una patología. Entonces apelo a algún rasgo que se reitera en cada uno para poder individualizarlo, el uso de una mochilla, la carpeta, un accesorio o algún otro detalle evidente.

Este año tuve una alumna que durante la mitad del año era evidente que iba a clases con bombacha pero después me desconcertó porque no la veía con esa prenda. Le comenté el caso a una colega y me dijo:

- Tal vez en la primera mitad del año le hacía frío y ahora le hace calor por eso no la usa.
Mi duda persistía hasta que tuve la oportunidad de hablar directamente con esta estudiante que había asistido a una clase de consulta sobre la monografía que estaba redactando, que trataba sobre literatura gauchesca. Era mi oportunidad, entonces le pregunté:

- ¿Sos de familia de campo?

- No, ¿por qué?

- Como siempre te veía con bombacha y el tema que elegiste es sobre gauchescas, suponía que eras de familia de campo.

- No. Uso bombacha porque es cómoda pero no tengo más que un tío en los campos de Córdoba con quien no tengo mucho contacto.


Ese breve diálogo aclaró mi duda sobre su modo de vestir y, para los que lean esto, sobre el pudor de la niña.