Casa natal de Domingo López Matute en Guardatinajas, Venezuela
lunes, 23 de junio de 2008
LOS AVATARES DEL LLANERO EN TIEMPOS DE INTERNET
XV ENCUENTRO DE ESCRITORES
DIRECCIÓN DE CULTURA
MUNICIPALIDAD DE LIBERTADOR GENERAL SAN MARTÍN
Ponencia
LOS AVATARES DEL LLANERO EN TIEMPOS DE INTERNET
Lic. Rafael Gutiérrez
C.I.U.N.Sa.
Introducción
Internet ha creado entre sus usuarios más que unos puentes invisibles unas redes que nos vinculan más allá de lo que podemos esperar.
Soy un escriba que proviene del milenio pasado cuando apreciábamos hartamente la máquina de escribir portátil. Disponer de un maletín donde cupiera la máquina de escribir y un block de hojas y papel carbónico era un anhelo de los que pretendíamos escribir en cualquier parte donde nos asaltara el genio: en la plaza, en un cuarto de hotel barato en medio de un viaje, en las pausas del mismo trabajo.
En aquellos años sabíamos de la existencia de las computadoras domésticas pero no les prestábamos atención más que como juguetes caros, pero de escasa utilidad para quienes necesitábamos de la hoja y del tipo que imprimiera nuestras ideas.
Recuerdo que con los primeros sueldos de mi primer trabajo estable compré la máquina anhelada y me puse a hacer con ella lo que había deseado y comencé a escribir lo que me venía a la mente con lo que hoy llamaría “distintos formatos textuales”: cuentos, artículos, poesías y capítulos de alguna hipotética novela.
No pasó mucho tiempo hasta que apareció la oportunidad de publicar aquellas cosas que se guardaban en carpetas de fibra negra y anillos propensos al óxido. Siempre hay alguien que está trabajando en la producción de alguna nueva revista y necesita redactores que no cobren sino más bien que agradezcan porque les imprimen en letras de molde sus fruslerías.
Así sucedió que me conocí con don Francisco Mateo, un escritor de la generación del sesenta que volvía a Salta de sus andanzas por Buenos Aires y encaraba una revista cultural llamada INFORMES DE SALTA LA NUESTRA. Le gustaron mis artículos, más que nada porque se ajustaban a la medida que tenía prevista: una carilla y media de hoja A4 con interlineado doble.
Cada vez que entregaba un artículo nos sentábamos a conversar y de ahí salía la propuesta del siguiente, generalmente sobre aspectos de la historia de Salta pasados por alto en el estudio escolar de la historia que atiende a lo general y saltea lo particular, tal vez por falta de tiempo en la pesada agenda escolar o por considerarlo demasiado anecdótico y singular.
Así fue que me dedicaba -en los tiempos que me lo permitía el trabajo y estudio- a leer viejos y olvidados libros en bibliotecas poco conocidas hasta que daba con algún dato interesante y curioso. Entonces tomaba la máquina de escribir portátil y con la ayuda de unos apuntes tomados a mano en libretas fáciles de llevar en el bolsillo del caballero producía un artículo que alimentaba a los lectores buscadores de anécdotas de una Salta de más de cuatro siglos.
Entonces cayó el muro de Berlín, el mundo se globalizó y los gigantes de la informática salieron a ganar mercados vendiendo barato y como nuevo lo que ya les resultaba obsoleto. Así fue que llegamos a compartir nuestras vidas en el trabajo y en la casa con computadoras que prometían hacernos la vida más fácil y divertida.
Era otra década y esta vez sí las aceptamos porque tenían en la pantalla un dibujo de una hoja en blanco y nos permitía teclear, escribir, borrar y volver a escribir sin borronear y, más aún, guardar lo escrito en un lugar que no ocupaba espacio ni corría el riesgo de las manchas de óxido de los anillos.
Viejas historias y nuevas tecnologías
Al poco tiempo el ciberespacio comenzó a ampliar su imperio sobre los escritos y desconocidos amanuenses transcribieron de los papeles a las redes textos que sus autores no sabían que habían ido a parar allí. Algunos transcriptores, desde sus electrónicos scriptorium tuvieron la honestidad de anotar los nombres de los autores y sus pelos y señales en la web.
Así fue que cuando José de Guardia creó el Portal de la Cámara de Diputados de Salta con muchas entradas, nutrió varias de sus páginas culturales con textos que ya habían circulado en impresos. INFORMES DE SALTA LA NUESTRA contribuyó con sus artículos para que ese portal informativo mostrara la historia y la cultura de Salta al mundo.
Entre aquellos temas curiosos que encontré en los libros de la biblioteca “Monseñor Miguel Ángel Vergara” estaba la historia de un llanero venezolano que comenzó luchando la guerra de la Independencia en sus llanos y terminó sus días en el contexto de las guerras entre unitarios y federales, nada menos que en Salta y fusilado en la que por ahora era la residencia del gobernador en la finca Las Costas.
Era una pequeña historia de un hombre muy singular, denostado por la mayoría de los historiadores que lo habían registrado, sin embargo los detalles eran tan poéticos que enseguida el teclado dio cuenta de ella y fue a dar en dos entregas de INFORMES DE SALTA LA NUESTRA y en espacio de historia de Salta del Portal de la Cámara de Diputados: www.camdip.gov.ar.
La historia comprimida en los artículos mostraba un potencial digno de ser explotado por la literatura, tan tendiente a convertir hechos singulares como ese en verdaderas revelaciones sobre aspectos del pasado que han sido dejados de lado.
Recuerdo que tuve la oportunidad de presentar la historia a otros escritores como Liliana Heker, Marcelo Di Marco y Eduardo Robino que enseguida vieron el potencial del material para convertirse en novela y recibí el aliento de Eduardo para hacerlo pronto, antes de que él mismo me robara la historia y la novelara.
Un concurso de becas del Fondo Nacional de las Artes me pareció muy propicio y formulé un proyecto para escribir una novela sobre Domingo López Matute, llanero nacido en Apure y muerto en Salta en el siglo XIX. Presenté como antecedentes los artículos que había publicado y los libros que había leído. Propuse como parte del plan la investigación de la parte que menos conocía del personaje, su vida y lucha en Venezuela.
Cuando aún estaba expectante por la resolución de las autoridades del Fondo Nacional de las Artes me llegó un correo electrónico de un tal José León Tapia quien se presentaba ante mí luego de leer mis artículos en el portal de la Cámara de Diputados. El muy respetable señor se presentaba como escritor que estaba investigando sobre la última etapa de la vida de Domingo López Matute pues era el material que le faltaba para terminar una novela sobre dicho personaje.
Pasé un par de días cavilando en si lo maldecía por ganarme de mano la idea o lo ayudaba con su proyecto. Entonces decidí proceder con total franqueza y aclararle que en primer lugar yo no era historiador, que en segundo lugar yo tenía la misma historia en proyecto de novela y que si aún así creía que le sería útil podía contar conmigo.
La respuesta fue más allá de lo que podía esperar porque el buen señor me dijo que sabía quien era yo porque había visto mi curriculum en Internet y que al enterarse de mi proyecto ponía a mi disposición lo que había investigado sobre Domingo López Matute para que yo escribiera mi propia versión.
Desbordado por tanta amabilidad me puse a su disposición para contestar sus consultas en lo que pudiera.
Mi contribución fue más bien pobre porque había muchas cosas que no encontré ni aún en la biblioteca “Armando Caro” de Cerrillos, sin embargo el escritor me retribuyó amablemente enviándome un paquete con las novelas que ya había publicado. Entonces descubrí que estaba tratando con un peso pesado en el ring de la escritura, era reconocido novelista venezolano, médico de profesión e historiador de afición con al menos cinco novelas en su haber, incluso con reediciones.
Como si esto fuera poco a través del correo electrónico me envió el borrador de MUERTE AL AMANECER, la novela sobre Domingo López Matute, para que le diera mi opinión.
Asaltado por no se qué osadía le sugerí, además de correcciones en datos sobre detalles de la historia y la geografía de Salta, cambios en la estructura de la novela; que el autor tomó a bien y consideró para la versión definitiva. Pero no conforme con eso me pidió que escribiera un prólogo.
De más está decir que ante la falta de respuesta del Fondo Nacional de las Artes a esa altura de mi historia ya había abandonado el plan de escribir mi novela sobre Domingo López Matute, pero alentaba la idea de traer a este novelista a Salta para que conociera de primera mano los lugares donde vivió sus últimos años este enigmático llanero.
Diplomacia y tristes noticias
“Shogun Nageda” -una película desconocida de Sho Kosughi- me enseñó que si un hombre carece de recursos económicos debe apelar a la diplomacia, de ese modo conseguí el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta y de la Escuela de Historia y de institutos de historia y de letras de la Universidad Nacional de Salta, sólo me faltaba conseguir el pasaje pero a algún complotador se le ocurrió hacer visible un tráfico de divisas entre Venezuela y Argentina, entonces el clima se enrareció y los recursos de mi limitada diplomacia se agotaron.
El Dr. José León Tapia supo perdonar mi fracaso y al poco tiempo me contó que había aceptado mi prólogo sin modificaciones y que estaba iniciando los trámites de imprenta.
Me sentía profundamente halagado, un escritor de otro rincón de Latinoamérica me tenía en cuenta como asesor y prologuista y nos disponíamos a intercambiar otros materiales impresos con la intermediación del Maestro Felipe Izcaray, músico venezolano residente en Salta y que cada tanto volvía por su tierra natal.
Cuando todo parecía un portal de nuevos proyectos recibí un mail que decía:
Sat, 15 Dec 2007 15:13:39 -0400
Estimado Lic. Rafael Fabián Gutiérrez:
Mi nombre es José L Tapia González, hijo menor y colaborador del Dr. José León Tapia Contreras, con quien usted sostuvo amistad por esta vía durante los últimos meses, gracias a la coincidencia en el personaje de Domingo López Matute.
Me es muy difícil dirigirme a usted para informarle, que lamentablemente, mi padre ha fallecido víctima de un infarto al miocardio el jueves 13 de diciembre a las 6:00 p.m. de la tarde, se encontraba en su consultorio terminando de ver a sus pacientes cuando en forma súbita y sin ninguna oportunidad la muerte se lo llevo.
Por su condición de amigo y prologuista de su última novela, me vi en la obligación de informarle esta triste noticia, pues el lo hubiera querido así. Por otra parte le mantendré informado con respecto a los avances en la publicación.
Espero saber pronto de usted, y considéreme como a mi padre, un amigo incondicional en estas tierras venezolanas.
P.D: esta dirección de correo electrónico permanecerá activa y continuamente será revisada.
El año 2007 había sido particularmente duro porque se había llevado a cuatro personas de nuestro entorno intelectual y cercano pero no terminaba sin cargarse a otro sin que llegáramos a estrecharnos las manos.
Mi señora estaba a un metro de mí cuando vio que me quedé paralizado frente al monitor y me preguntó que me pasaba, le conté la terrible noticia y entendió que el dolor en el alma se me trasuntaba en lo físico sintiendo como si me hubieran clavado un puñal en medio de la espalda.
Entonces decidí afrontar el dolor del único modo que sé hacerlo: rindiéndole un homenaje al hombre que admiraba para que otros compartieran la admiración que sentía por él. Así fue que le pedí a su hijo que me enviara las notas periodísticas publicadas sobre el Dr. José León Tapia y me propuse escribir sobre él, pero no fue fácil, el dolor me frenaba y sólo atinaba a hablarlo, por ello decidí comenzar de este modo, contándolo tal cual lo vengo conversando con quienes tienen la paciencia de escucharme.
Después de esta crónica de un encuentro a través de la web que unieron en el siglo XXI a gauchos y llaneros espero tener la capacidad de seguir difundiendo la obra de este escritor con quien no sólo las letras nos unen.
Bibliografía
Mateo, Francisco (Dir.), Revista INFORMES DE SALTA LA NUESTRA
Portal: www.camdip.gov.ar.
Tapia, José León (2002), MUERTE AL AMANECER, Barinas, Fundación Cultural Barinas
DIRECCIÓN DE CULTURA
MUNICIPALIDAD DE LIBERTADOR GENERAL SAN MARTÍN
Ponencia
LOS AVATARES DEL LLANERO EN TIEMPOS DE INTERNET
Lic. Rafael Gutiérrez
C.I.U.N.Sa.
Introducción
Internet ha creado entre sus usuarios más que unos puentes invisibles unas redes que nos vinculan más allá de lo que podemos esperar.
Soy un escriba que proviene del milenio pasado cuando apreciábamos hartamente la máquina de escribir portátil. Disponer de un maletín donde cupiera la máquina de escribir y un block de hojas y papel carbónico era un anhelo de los que pretendíamos escribir en cualquier parte donde nos asaltara el genio: en la plaza, en un cuarto de hotel barato en medio de un viaje, en las pausas del mismo trabajo.
En aquellos años sabíamos de la existencia de las computadoras domésticas pero no les prestábamos atención más que como juguetes caros, pero de escasa utilidad para quienes necesitábamos de la hoja y del tipo que imprimiera nuestras ideas.
Recuerdo que con los primeros sueldos de mi primer trabajo estable compré la máquina anhelada y me puse a hacer con ella lo que había deseado y comencé a escribir lo que me venía a la mente con lo que hoy llamaría “distintos formatos textuales”: cuentos, artículos, poesías y capítulos de alguna hipotética novela.
No pasó mucho tiempo hasta que apareció la oportunidad de publicar aquellas cosas que se guardaban en carpetas de fibra negra y anillos propensos al óxido. Siempre hay alguien que está trabajando en la producción de alguna nueva revista y necesita redactores que no cobren sino más bien que agradezcan porque les imprimen en letras de molde sus fruslerías.
Así sucedió que me conocí con don Francisco Mateo, un escritor de la generación del sesenta que volvía a Salta de sus andanzas por Buenos Aires y encaraba una revista cultural llamada INFORMES DE SALTA LA NUESTRA. Le gustaron mis artículos, más que nada porque se ajustaban a la medida que tenía prevista: una carilla y media de hoja A4 con interlineado doble.
Cada vez que entregaba un artículo nos sentábamos a conversar y de ahí salía la propuesta del siguiente, generalmente sobre aspectos de la historia de Salta pasados por alto en el estudio escolar de la historia que atiende a lo general y saltea lo particular, tal vez por falta de tiempo en la pesada agenda escolar o por considerarlo demasiado anecdótico y singular.
Así fue que me dedicaba -en los tiempos que me lo permitía el trabajo y estudio- a leer viejos y olvidados libros en bibliotecas poco conocidas hasta que daba con algún dato interesante y curioso. Entonces tomaba la máquina de escribir portátil y con la ayuda de unos apuntes tomados a mano en libretas fáciles de llevar en el bolsillo del caballero producía un artículo que alimentaba a los lectores buscadores de anécdotas de una Salta de más de cuatro siglos.
Entonces cayó el muro de Berlín, el mundo se globalizó y los gigantes de la informática salieron a ganar mercados vendiendo barato y como nuevo lo que ya les resultaba obsoleto. Así fue que llegamos a compartir nuestras vidas en el trabajo y en la casa con computadoras que prometían hacernos la vida más fácil y divertida.
Era otra década y esta vez sí las aceptamos porque tenían en la pantalla un dibujo de una hoja en blanco y nos permitía teclear, escribir, borrar y volver a escribir sin borronear y, más aún, guardar lo escrito en un lugar que no ocupaba espacio ni corría el riesgo de las manchas de óxido de los anillos.
Viejas historias y nuevas tecnologías
Al poco tiempo el ciberespacio comenzó a ampliar su imperio sobre los escritos y desconocidos amanuenses transcribieron de los papeles a las redes textos que sus autores no sabían que habían ido a parar allí. Algunos transcriptores, desde sus electrónicos scriptorium tuvieron la honestidad de anotar los nombres de los autores y sus pelos y señales en la web.
Así fue que cuando José de Guardia creó el Portal de la Cámara de Diputados de Salta con muchas entradas, nutrió varias de sus páginas culturales con textos que ya habían circulado en impresos. INFORMES DE SALTA LA NUESTRA contribuyó con sus artículos para que ese portal informativo mostrara la historia y la cultura de Salta al mundo.
Entre aquellos temas curiosos que encontré en los libros de la biblioteca “Monseñor Miguel Ángel Vergara” estaba la historia de un llanero venezolano que comenzó luchando la guerra de la Independencia en sus llanos y terminó sus días en el contexto de las guerras entre unitarios y federales, nada menos que en Salta y fusilado en la que por ahora era la residencia del gobernador en la finca Las Costas.
Era una pequeña historia de un hombre muy singular, denostado por la mayoría de los historiadores que lo habían registrado, sin embargo los detalles eran tan poéticos que enseguida el teclado dio cuenta de ella y fue a dar en dos entregas de INFORMES DE SALTA LA NUESTRA y en espacio de historia de Salta del Portal de la Cámara de Diputados: www.camdip.gov.ar.
La historia comprimida en los artículos mostraba un potencial digno de ser explotado por la literatura, tan tendiente a convertir hechos singulares como ese en verdaderas revelaciones sobre aspectos del pasado que han sido dejados de lado.
Recuerdo que tuve la oportunidad de presentar la historia a otros escritores como Liliana Heker, Marcelo Di Marco y Eduardo Robino que enseguida vieron el potencial del material para convertirse en novela y recibí el aliento de Eduardo para hacerlo pronto, antes de que él mismo me robara la historia y la novelara.
Un concurso de becas del Fondo Nacional de las Artes me pareció muy propicio y formulé un proyecto para escribir una novela sobre Domingo López Matute, llanero nacido en Apure y muerto en Salta en el siglo XIX. Presenté como antecedentes los artículos que había publicado y los libros que había leído. Propuse como parte del plan la investigación de la parte que menos conocía del personaje, su vida y lucha en Venezuela.
Cuando aún estaba expectante por la resolución de las autoridades del Fondo Nacional de las Artes me llegó un correo electrónico de un tal José León Tapia quien se presentaba ante mí luego de leer mis artículos en el portal de la Cámara de Diputados. El muy respetable señor se presentaba como escritor que estaba investigando sobre la última etapa de la vida de Domingo López Matute pues era el material que le faltaba para terminar una novela sobre dicho personaje.
Pasé un par de días cavilando en si lo maldecía por ganarme de mano la idea o lo ayudaba con su proyecto. Entonces decidí proceder con total franqueza y aclararle que en primer lugar yo no era historiador, que en segundo lugar yo tenía la misma historia en proyecto de novela y que si aún así creía que le sería útil podía contar conmigo.
La respuesta fue más allá de lo que podía esperar porque el buen señor me dijo que sabía quien era yo porque había visto mi curriculum en Internet y que al enterarse de mi proyecto ponía a mi disposición lo que había investigado sobre Domingo López Matute para que yo escribiera mi propia versión.
Desbordado por tanta amabilidad me puse a su disposición para contestar sus consultas en lo que pudiera.
Mi contribución fue más bien pobre porque había muchas cosas que no encontré ni aún en la biblioteca “Armando Caro” de Cerrillos, sin embargo el escritor me retribuyó amablemente enviándome un paquete con las novelas que ya había publicado. Entonces descubrí que estaba tratando con un peso pesado en el ring de la escritura, era reconocido novelista venezolano, médico de profesión e historiador de afición con al menos cinco novelas en su haber, incluso con reediciones.
Como si esto fuera poco a través del correo electrónico me envió el borrador de MUERTE AL AMANECER, la novela sobre Domingo López Matute, para que le diera mi opinión.
Asaltado por no se qué osadía le sugerí, además de correcciones en datos sobre detalles de la historia y la geografía de Salta, cambios en la estructura de la novela; que el autor tomó a bien y consideró para la versión definitiva. Pero no conforme con eso me pidió que escribiera un prólogo.
De más está decir que ante la falta de respuesta del Fondo Nacional de las Artes a esa altura de mi historia ya había abandonado el plan de escribir mi novela sobre Domingo López Matute, pero alentaba la idea de traer a este novelista a Salta para que conociera de primera mano los lugares donde vivió sus últimos años este enigmático llanero.
Diplomacia y tristes noticias
“Shogun Nageda” -una película desconocida de Sho Kosughi- me enseñó que si un hombre carece de recursos económicos debe apelar a la diplomacia, de ese modo conseguí el auspicio de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta y de la Escuela de Historia y de institutos de historia y de letras de la Universidad Nacional de Salta, sólo me faltaba conseguir el pasaje pero a algún complotador se le ocurrió hacer visible un tráfico de divisas entre Venezuela y Argentina, entonces el clima se enrareció y los recursos de mi limitada diplomacia se agotaron.
El Dr. José León Tapia supo perdonar mi fracaso y al poco tiempo me contó que había aceptado mi prólogo sin modificaciones y que estaba iniciando los trámites de imprenta.
Me sentía profundamente halagado, un escritor de otro rincón de Latinoamérica me tenía en cuenta como asesor y prologuista y nos disponíamos a intercambiar otros materiales impresos con la intermediación del Maestro Felipe Izcaray, músico venezolano residente en Salta y que cada tanto volvía por su tierra natal.
Cuando todo parecía un portal de nuevos proyectos recibí un mail que decía:
Sat, 15 Dec 2007 15:13:39 -0400
Estimado Lic. Rafael Fabián Gutiérrez:
Mi nombre es José L Tapia González, hijo menor y colaborador del Dr. José León Tapia Contreras, con quien usted sostuvo amistad por esta vía durante los últimos meses, gracias a la coincidencia en el personaje de Domingo López Matute.
Me es muy difícil dirigirme a usted para informarle, que lamentablemente, mi padre ha fallecido víctima de un infarto al miocardio el jueves 13 de diciembre a las 6:00 p.m. de la tarde, se encontraba en su consultorio terminando de ver a sus pacientes cuando en forma súbita y sin ninguna oportunidad la muerte se lo llevo.
Por su condición de amigo y prologuista de su última novela, me vi en la obligación de informarle esta triste noticia, pues el lo hubiera querido así. Por otra parte le mantendré informado con respecto a los avances en la publicación.
Espero saber pronto de usted, y considéreme como a mi padre, un amigo incondicional en estas tierras venezolanas.
P.D: esta dirección de correo electrónico permanecerá activa y continuamente será revisada.
El año 2007 había sido particularmente duro porque se había llevado a cuatro personas de nuestro entorno intelectual y cercano pero no terminaba sin cargarse a otro sin que llegáramos a estrecharnos las manos.
Mi señora estaba a un metro de mí cuando vio que me quedé paralizado frente al monitor y me preguntó que me pasaba, le conté la terrible noticia y entendió que el dolor en el alma se me trasuntaba en lo físico sintiendo como si me hubieran clavado un puñal en medio de la espalda.
Entonces decidí afrontar el dolor del único modo que sé hacerlo: rindiéndole un homenaje al hombre que admiraba para que otros compartieran la admiración que sentía por él. Así fue que le pedí a su hijo que me enviara las notas periodísticas publicadas sobre el Dr. José León Tapia y me propuse escribir sobre él, pero no fue fácil, el dolor me frenaba y sólo atinaba a hablarlo, por ello decidí comenzar de este modo, contándolo tal cual lo vengo conversando con quienes tienen la paciencia de escucharme.
Después de esta crónica de un encuentro a través de la web que unieron en el siglo XXI a gauchos y llaneros espero tener la capacidad de seguir difundiendo la obra de este escritor con quien no sólo las letras nos unen.
Bibliografía
Mateo, Francisco (Dir.), Revista INFORMES DE SALTA LA NUESTRA
Portal: www.camdip.gov.ar.
Tapia, José León (2002), MUERTE AL AMANECER, Barinas, Fundación Cultural Barinas
miércoles, 18 de junio de 2008
Entrevista a Carlos Gazzera
- La primera pregunta es sobre... y un poco hacer la historia de cómo surge la idea de hacer el Foro, en primer lugar, el Foro de Investigadores de Literatura y Cultura Argentina.
- Bueno, mirá, la primera idea surgió del equipo de una cátedra, eh... muy proletaria... Una cátedra muy proletaria porque es una cátedra muy grande... trece integrantes... donde sólo tres son rentados: una profesora titular con un tiempo de dedicación exclusiva y dos JTP de dedicación simple con ocho adscriptos más dos o tres ayudantes alumnos que, bueno, integran un equipo de cátedra que tiene una materia que se llama Literatura Argentina III que es una materia de especialización del último año de la carrera de Licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de Córdoba, y que... por estar en ese escalón vieron un reducido número de alumnos: sesenta alumnos... cincuenta alumnos por año... con los cual te habla de que es una... por el equipo que tenemos... muy manejable. De todas formas, los que sólo dan clases somos los rentados, ¿no?, por... por un criterio de no explotar, o sobre explotar al cuerpo docente ad honorem que hace trabajos de investigación... y que hacen trabajos, digamos, de extensión. Sobre todo la cátedra tiene una política de extensión muy amplia, digamos. Bueno, si vos me conocés a mí te das cuenta que soy demasiado expansivo. Entonces, bueno, estamos organizando ciclos de cine y literatura... organizamos charlas con escritores... etcétera, ¿no? Tenemos una... tenemos una política de extensión muy amplia y ahí es donde trabajan los... los adscriptos... y ayudantes alumnos.
En el 2003 decidimos hacer un Foro muy cansados, muy cansados de los mega congresos. Mega congresos donde, digamos, eh... van docentes a pagarles los viajes a los grandes popes de la... del sistema académico universitario... y que somos los proles de esta universidad los que les financiamos los viajes... a quienes tienen los mejores sueldos, a la aristocracia académica. Entonces, cansados de ese sistema de... de... de, digamos, de los macro congresos, eh... o de los mega congresos donde... de los megacongresos... nosotros decidimos hacer un foro, reflejar el espíritu proletario y, sobretodo, provinciano... en el planteo provinciano de debate con los tiempos que tenemos los provincianos de discutir e intercambiar. Eh... este fue el inicio original del Foro 2003 que, como vos fuiste testigo, fue de muy importante participación. En aquel momento vinieron 17 universidades, de 17 carreras de Letras sobretodo, eh... donde participaron menos ponencias que las de este Foro pero con más intensidad. Los equipos de investigación, participaron con más intensidad en los debates, una horizontalidad que... dio mucha... digo, dio mucho ánimo a los investigadores y a los docentes que vinieron a ese primer foro. Embuidos de esa experiencia, eh... y en función de... de decir: “Bueno” que ni, en aquel momento ninguna otra cátedra, ningún otro grupo tomó la seguidilla del Foro... de seguir el Foro en otro lado. Porque, en realidad, nosotros creemos que el Foro no es nuestro, el Foro es una... es un... es un... proyecto de... de modelo, de trabajo académico que debería ser llevado a todos lados y garantizado en distintos lugares del país de manera... de manera democrática...
Eh... bueno, nos, eh... nos encontramos con... con que nadie había tomado la posta. Quizás, eh... bueno, las cátedras están... preocupadas en otras cosas, etcétera... y decidimos volver a hacer el Foro, este segundo Foro. Pero, bueno, hay dos modificaciones de entrada. La primera modificación es que le pusimos “Internacional” a este Foro que no tenía el año... el Foro anterior... funcionó una estrategia que era poder pedir dinero al Fondo Nacional de Ciencia y Técnica... que, bueno, sobre una suma que le pedimos, razonable para hacer el Foro, terminó dándonos algo así como el 20 % de lo que pedimos. Pedimos siete mil, nos dio mil quinientos, ¿no?
Bueno, esto es más o menos la historia institucional del Foro. Y, el medio del armado del Foro, para algunos que venimos de haber participado en... en asociaciones de este tipo, haber participado en congresos... de congresos internacionales de semiótica o The Latinamerican Studies, de LASA, ¿no?, The Latinamerican Studies Asociation y de haber participado de otros eventos, nos hemos... digamos, nos dijimos: “¿Por qué no comenzar a pensar...?” Eh... bueno, y otro detonante importante fue el hecho de que Tucumán organizara este año el Congreso de Literatura Argentina desde... desde que fuera realizado hace dos años atrás también en Río Gallegos, 2003 en Río Gallegos. Con una particularidad. Yo creo que Tucumán se apropió del Congreso, invitó como profesores académicos a un montón de... de reaccionarios y... decidimos no ir al Congreso de Literatura Argentina en Tucumán y, de alguna manera, si vos querés decirlo, boicotearlo. Boicotearlo en el sentido de mostrar que es posible otro debate... otro... otro trabajo, otro... otra organización. Eh... digamos, eso fue el Foro, el segundo Foro. Lo llamamos “Internacional”, conseguimos dinero... Eh... conseguimos dinero para... para garantizar algunas cosas, y... bueno, y aquí está, ¿no?, el resultado lo tenés a la vista.
* Entrevista realizada en el marco del I Foro de Investigadores en Literatura y Cultura Argentina”. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, 8 al 10 de mayo de 2003
- Bueno, mirá, la primera idea surgió del equipo de una cátedra, eh... muy proletaria... Una cátedra muy proletaria porque es una cátedra muy grande... trece integrantes... donde sólo tres son rentados: una profesora titular con un tiempo de dedicación exclusiva y dos JTP de dedicación simple con ocho adscriptos más dos o tres ayudantes alumnos que, bueno, integran un equipo de cátedra que tiene una materia que se llama Literatura Argentina III que es una materia de especialización del último año de la carrera de Licenciatura en Letras en la Universidad Nacional de Córdoba, y que... por estar en ese escalón vieron un reducido número de alumnos: sesenta alumnos... cincuenta alumnos por año... con los cual te habla de que es una... por el equipo que tenemos... muy manejable. De todas formas, los que sólo dan clases somos los rentados, ¿no?, por... por un criterio de no explotar, o sobre explotar al cuerpo docente ad honorem que hace trabajos de investigación... y que hacen trabajos, digamos, de extensión. Sobre todo la cátedra tiene una política de extensión muy amplia, digamos. Bueno, si vos me conocés a mí te das cuenta que soy demasiado expansivo. Entonces, bueno, estamos organizando ciclos de cine y literatura... organizamos charlas con escritores... etcétera, ¿no? Tenemos una... tenemos una política de extensión muy amplia y ahí es donde trabajan los... los adscriptos... y ayudantes alumnos.
En el 2003 decidimos hacer un Foro muy cansados, muy cansados de los mega congresos. Mega congresos donde, digamos, eh... van docentes a pagarles los viajes a los grandes popes de la... del sistema académico universitario... y que somos los proles de esta universidad los que les financiamos los viajes... a quienes tienen los mejores sueldos, a la aristocracia académica. Entonces, cansados de ese sistema de... de... de, digamos, de los macro congresos, eh... o de los mega congresos donde... de los megacongresos... nosotros decidimos hacer un foro, reflejar el espíritu proletario y, sobretodo, provinciano... en el planteo provinciano de debate con los tiempos que tenemos los provincianos de discutir e intercambiar. Eh... este fue el inicio original del Foro 2003 que, como vos fuiste testigo, fue de muy importante participación. En aquel momento vinieron 17 universidades, de 17 carreras de Letras sobretodo, eh... donde participaron menos ponencias que las de este Foro pero con más intensidad. Los equipos de investigación, participaron con más intensidad en los debates, una horizontalidad que... dio mucha... digo, dio mucho ánimo a los investigadores y a los docentes que vinieron a ese primer foro. Embuidos de esa experiencia, eh... y en función de... de decir: “Bueno” que ni, en aquel momento ninguna otra cátedra, ningún otro grupo tomó la seguidilla del Foro... de seguir el Foro en otro lado. Porque, en realidad, nosotros creemos que el Foro no es nuestro, el Foro es una... es un... es un... proyecto de... de modelo, de trabajo académico que debería ser llevado a todos lados y garantizado en distintos lugares del país de manera... de manera democrática...
Eh... bueno, nos, eh... nos encontramos con... con que nadie había tomado la posta. Quizás, eh... bueno, las cátedras están... preocupadas en otras cosas, etcétera... y decidimos volver a hacer el Foro, este segundo Foro. Pero, bueno, hay dos modificaciones de entrada. La primera modificación es que le pusimos “Internacional” a este Foro que no tenía el año... el Foro anterior... funcionó una estrategia que era poder pedir dinero al Fondo Nacional de Ciencia y Técnica... que, bueno, sobre una suma que le pedimos, razonable para hacer el Foro, terminó dándonos algo así como el 20 % de lo que pedimos. Pedimos siete mil, nos dio mil quinientos, ¿no?
Bueno, esto es más o menos la historia institucional del Foro. Y, el medio del armado del Foro, para algunos que venimos de haber participado en... en asociaciones de este tipo, haber participado en congresos... de congresos internacionales de semiótica o The Latinamerican Studies, de LASA, ¿no?, The Latinamerican Studies Asociation y de haber participado de otros eventos, nos hemos... digamos, nos dijimos: “¿Por qué no comenzar a pensar...?” Eh... bueno, y otro detonante importante fue el hecho de que Tucumán organizara este año el Congreso de Literatura Argentina desde... desde que fuera realizado hace dos años atrás también en Río Gallegos, 2003 en Río Gallegos. Con una particularidad. Yo creo que Tucumán se apropió del Congreso, invitó como profesores académicos a un montón de... de reaccionarios y... decidimos no ir al Congreso de Literatura Argentina en Tucumán y, de alguna manera, si vos querés decirlo, boicotearlo. Boicotearlo en el sentido de mostrar que es posible otro debate... otro... otro trabajo, otro... otra organización. Eh... digamos, eso fue el Foro, el segundo Foro. Lo llamamos “Internacional”, conseguimos dinero... Eh... conseguimos dinero para... para garantizar algunas cosas, y... bueno, y aquí está, ¿no?, el resultado lo tenés a la vista.
* Entrevista realizada en el marco del I Foro de Investigadores en Literatura y Cultura Argentina”. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, 8 al 10 de mayo de 2003
lunes, 16 de junio de 2008
Un Amigo de Orejas grandes
CÓMO TENER UN AMIGO DE OREJAS GRANDES
Sucede a veces que alguien sabe de la existencia de otra persona y es otra sabe de uno, es o que antiguamente se llamaba “fama”, la que podía ser buena o mala. Ocurría entre los cuchilleros, por ejemplo, y eso los llevaba a buscarse y conocerse para medirse y decidir quien merecía la “fama” que le precedía.
Así ocurrió entre el autor de la presente y María del Carmen Otero Cabada. Ella sabía que él escribía sobre la historieta, él sabía que ella las hacía artesanalmente, sin embargo uno no conocía directamente el trabajo del otro, hasta que el un “hado” - como sucede siempre en el mundo fantástico – llamado “Guflo” los reunió.
La ocasión era propicia, la Dirección de Arte y Cultura del Municipio de Morón había convocado al primer “Frontera”, Festival Internacional de la Historieta, y quería contar con los exponentes de todo el país. Así fue que llegaron juntos la artesana y el lector y pudieron dialogar e intercambiar trabajos.
¿Qué hace a María del Carmen Otero Cabada una historietista artesanal, distinta de los otros “fanzinerosos” que poblaban el Festival Frontera?
La diferencia está en un adjetivo que empleamos en la oración anterior de este mismo texto, “artesanal” (aunque antes lo empleamos derivado como adverbio).
María del Carmen Otero Cabada hace sus historietas una por una, en tinta negra, las fotocopia en una tamaño que puede doblar y encuadernar hasta dar el formato a libros de doscientas páginas; ilustra las tapas y dibuja sus títulos uno por uno. Carga sus libros y los vende a los ocasionales interesados en sus trabajo y con el dinero reunido puede realizar una nueva impresión y continuar con la tarea artesanal.
María del Carmen Otero Cabada confiesa que siempre estuvo ligada al dibujo porque su labor profesional consiste justamente en ilustrar registros de especimenes vegetales, función en las que las cámaras fotográficas aún no han logrado desplazar a la mano humana.
Por otro lado está su afición, el gusto por la lectura y por la historia, lo que la llevó a la necesidad de narrar historias, uniendo sus conocimientos profesionales a su afición. El resultado es la historieta, sus libros de doscientas hojas en las que cuenta una historia en las que la imagen convoca un mundo que precedió al nuestro.
Mi amigo orejas grandes es una historieta ambientada en el incario y desde que uno conoce el ambiente comienza a darle sentido al título. Sin embargo, la palabra “incario” no aparece de inmediato en el texto, es algo que se infiere desde el principio y que mantiene la coherencia de la historia hasta el final.
María del Carmen Otero Cabada confiesa que cuando comentaba la idea que tenía, la alentaban a narrarla pero, conocedora del arte del relato sabía que contar una historia implica conocer el ambiente sobre el que se va a narrar. No basta con decir que los niños jugaban, se trata de otro tiempo y de otro mundo del que sabemos que los niños jugaban pero no sabemos a qué jugaban. No basta con decir que los personajes iban a comer si no sabemos cuáles eran los horarios en que los incas comían, si se sentaban para hacerlo, si lo hacían ante mesas o que ponían en sus platos –si es que los tenían tal como los conocemos- cotidianamente.
El resultado está a la vista para que los lectores lo disfruten: un veinte por ciento de inspiración y un ochenta por ciento de transpiración que implica lectura previa para construir ambientes, buscar diseños adecuados, bocetar personajes, situaciones y peripecias para llegar –recién- al dibujo cuadro por cuadro, al trazado de globos y de letras que traducen las voces del narrador y de los personajes.
Mi amigo orejas grandes es una de las mejores historietas hechas en Salta, tiene todo lo que se le puede pedir al género o sea maestría gráfica y solidez narrativa, ambientación de época sin caer en el documentalismo y, fundamentalmente, una buena historia para leer.
Sucede a veces que alguien sabe de la existencia de otra persona y es otra sabe de uno, es o que antiguamente se llamaba “fama”, la que podía ser buena o mala. Ocurría entre los cuchilleros, por ejemplo, y eso los llevaba a buscarse y conocerse para medirse y decidir quien merecía la “fama” que le precedía.
Así ocurrió entre el autor de la presente y María del Carmen Otero Cabada. Ella sabía que él escribía sobre la historieta, él sabía que ella las hacía artesanalmente, sin embargo uno no conocía directamente el trabajo del otro, hasta que el un “hado” - como sucede siempre en el mundo fantástico – llamado “Guflo” los reunió.
La ocasión era propicia, la Dirección de Arte y Cultura del Municipio de Morón había convocado al primer “Frontera”, Festival Internacional de la Historieta, y quería contar con los exponentes de todo el país. Así fue que llegaron juntos la artesana y el lector y pudieron dialogar e intercambiar trabajos.
¿Qué hace a María del Carmen Otero Cabada una historietista artesanal, distinta de los otros “fanzinerosos” que poblaban el Festival Frontera?
La diferencia está en un adjetivo que empleamos en la oración anterior de este mismo texto, “artesanal” (aunque antes lo empleamos derivado como adverbio).
María del Carmen Otero Cabada hace sus historietas una por una, en tinta negra, las fotocopia en una tamaño que puede doblar y encuadernar hasta dar el formato a libros de doscientas páginas; ilustra las tapas y dibuja sus títulos uno por uno. Carga sus libros y los vende a los ocasionales interesados en sus trabajo y con el dinero reunido puede realizar una nueva impresión y continuar con la tarea artesanal.
María del Carmen Otero Cabada confiesa que siempre estuvo ligada al dibujo porque su labor profesional consiste justamente en ilustrar registros de especimenes vegetales, función en las que las cámaras fotográficas aún no han logrado desplazar a la mano humana.
Por otro lado está su afición, el gusto por la lectura y por la historia, lo que la llevó a la necesidad de narrar historias, uniendo sus conocimientos profesionales a su afición. El resultado es la historieta, sus libros de doscientas hojas en las que cuenta una historia en las que la imagen convoca un mundo que precedió al nuestro.
Mi amigo orejas grandes es una historieta ambientada en el incario y desde que uno conoce el ambiente comienza a darle sentido al título. Sin embargo, la palabra “incario” no aparece de inmediato en el texto, es algo que se infiere desde el principio y que mantiene la coherencia de la historia hasta el final.
María del Carmen Otero Cabada confiesa que cuando comentaba la idea que tenía, la alentaban a narrarla pero, conocedora del arte del relato sabía que contar una historia implica conocer el ambiente sobre el que se va a narrar. No basta con decir que los niños jugaban, se trata de otro tiempo y de otro mundo del que sabemos que los niños jugaban pero no sabemos a qué jugaban. No basta con decir que los personajes iban a comer si no sabemos cuáles eran los horarios en que los incas comían, si se sentaban para hacerlo, si lo hacían ante mesas o que ponían en sus platos –si es que los tenían tal como los conocemos- cotidianamente.
El resultado está a la vista para que los lectores lo disfruten: un veinte por ciento de inspiración y un ochenta por ciento de transpiración que implica lectura previa para construir ambientes, buscar diseños adecuados, bocetar personajes, situaciones y peripecias para llegar –recién- al dibujo cuadro por cuadro, al trazado de globos y de letras que traducen las voces del narrador y de los personajes.
Mi amigo orejas grandes es una de las mejores historietas hechas en Salta, tiene todo lo que se le puede pedir al género o sea maestría gráfica y solidez narrativa, ambientación de época sin caer en el documentalismo y, fundamentalmente, una buena historia para leer.
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