miércoles, 2 de abril de 2008

Sobre El Planeta de los simios

SOMOS LO QUE DECIMOS
¿Sin lenguaje qué somos?
Ana María Fernández
El Planeta de los simios

He visto tres versiones cinematográficas distintas basadas en la novela EL PLANETA DE LOS SIMIOS. Todas toman el motivo del simio que ha adquirido autoconciencia y lenguaje, desplazando al humano de su lugar en la cúspide de la evolución. El resultado es una aventura en la que uno o alguno de los héroes trata de redimir a los humanos sometidos. En alguna de las versiones el héroe concilia a ambas especies inteligentes, en otras el resultado es una hecatombe que acaba con todos los seres vivos.
Con lo cuál la ciencia ficción cinematográfica suma una aventura más al género.
Sin embargo, si atendemos a la novela notamos que ni la acción, ni la aventura son los protagonistas de la historia y el resultado es terrorífico.
El problema es que el horror logrado por la novela es irrepresentable por el lenguaje cinematográfico.
La novela plantea un cambio de roles: las bestias ocupan el lugar de los hombres y, por consiguiente, los hombres se bestializan. El punto central de esa bestialización es la pérdida del lenguaje.
Cuando el protagonista logra reconstruir el proceso por el cual se produjo la traslación de los roles entre las especies, descubre que el eje de la claudicación humana fue su abulia, su apatía ante sus propios logros.
El planteamiento es: ¿puede el hombre llegar a tal estado de desinterés que sea desplazado por otra especie?

Clemente y una Mente Brillante

LA ACTIVIDAD INTELECTUAL DEL HOMBRE

Carlos Loiseau, más conocido como Caloi, creó entre sus personajes de ficción a “Clemente”, que evolucionó desde la mascota parlante de “Bartolo” al autónomo y reflexivo “Clemente”, dueño y señor de su propia tira.
En uno de los episodios de la tira apareció un “Clemente” vestido de toga y con corona de laureles, se trataba del “Filósofo clemente” que ante un grupo de discípulos realizaba sus agudas reflexiones hasta que expuso su teoría formal. Dicha teoría puede resumirse en la sentencia: “Toda la actividad del hombre está destinada pa’enganchar minas”.
El filósofo era aclamado y llevado en andas hasta que uno de sus discípulos cuestionó al “Maestro”: ¿Y Usté, está seguro de eso?” Ante lo cuál respondió: “Sinó, pa’qué creen que la hice.” Respuesta que era nuevamente ovacionada por los discípulos que lo mantenía en alto.
Esta tira de Caloi que parecería resumir los intereses tan populares y mundanos como el fútbol y el “levante”, sin embargo no están pedestre como aparente.
En la película “Una mente brillante” se ficcionaliza la biografía de John Nash, Premio Nobel en Matemáticas. Lo que normalmente retenemos como detalle sobresaliente es la lucha del genio contra la locura que toma la forma de personas que lo acompañan y acosan durante toda su vida. Sin embargo, hay un detalle muy especial que lo vincula al “filósofo clemente”.
En la primera mitad del film vemos al estudiante atípico que no asiste a clases y que busca una ecuación aún no descubierta que le dé sentido a su carrera. Después de muchos fracasos y frustraciones sus compañeros lo llevan al bar. En medio de los brindis y las chanzas entra un grupo de chicas entre las que se destaca una rubia particularmente atractiva. Entonces los muchachos asumen el desafío de conquistar la presa mayor y uno de ellos cita a Adam Smith y propone que cada uno vaya por su propio interés. Es en ese momento en que ... tiene su revelación y dice “Adam Smith se equivoca” pues si cada uno fuera por la rubia, ella se sentiría halagada y rechazaría a todos y luego sus amigas también los rechazarían porque no querrían ser segunda elección.
El protagonista levanta sus papeles, agradece a la rubia sin que ella sepa por qué y luego elabora la teoría de los juegos que lo lleva a obtener el Premio Nobel.
Esa misma teoría es la que le abre las puertas para trabajar en el célebre M.I.T., donde conoce a la atractiva estudiante a la que conquista con sus habilidades matemáticas para encontrar regularidades en el caos aparente.
La mujer, convertida en esposa, acompaña al atormentado genio que, al recibir el Premio Nobel, confesó que la única certidumbre era el amor y, más aún, el amor a su esposa.
En definitiva, la película afirma lo que mismo que el “filósofo Clemente”, pues la teoría de las transacciones surge a partir de un intento por levantar a la mejor mina del bar.

12 / XII / 2005