viernes, 14 de agosto de 2015

Vínculos y Memoria: la e(in)migración italiana en Salta

Proyecto Ciunsa Nº 1744: Vínculos, Memoria y Lengua en los procesos migratorios de los italianos en Salta. Particularidades del caso toscano.

Título del Trabajo: Vínculos y Memoria: la  e(in)migración italiana en Salta.


Fulvia G. Lisi (L.C. 5.604.371) flisi@salnet.com.ar
            Rafael F. Gutiérrez (DNI 17580244) rfguti2001@hotmail.com
Alicia Tissera (DNI 5.776.951) alitissera@hotmail.com


                 Nuestra presencia en estas jornadas se debe a que nuestra investigación recorre un eje diacrónico siguiendo un fenómeno que excede los parámetros de la investigación lingüística, lo que se evidencia en la palabras clave que la identifican: e(in)migración, vínculos, memoria, comunidad, identidad, patrimonio y lengua.
Este proyecto busca desarrollar un estudio transdiscipliario[1] para analizar y comprender los procesos de construcción y reconstrucción de los vínculos, de la memoria y de la lengua en los procesos migratorios de los italianos en Salta en un período comprendido entre 1890 y 1955, prestando atención principalmente al caso de la comunidad toscana.  
El marco transdisciplinario se vuelve indispensable porque desde nuestra formación -predominantemente lingüística- hemos arribado a la necesidad de acudir a diversas disciplinas para explicar fenómenos que se manifiestan lingüísticamente pero sólo como una parte de complejos fenómenos culturales a los que las distintas ciencias sociales[2] han dado respuestas que resultan funcionales dentro de sus marcos disciplinares, pero muy limitadas para dar respuestas globales puesto que las dinámicas migratorias son catalizadoras de procesos sumamente complejos.
Este trabajo de investigación se hace posible gracias al material relevado y a las conclusiones logradas en los que le precedieron[3], de modo que el relevamiento de campo de este trabajo y los instrumentos para su análisis van a estar orientados por las experiencias previas, profundizando el estudio de la cuestión, orientándolo a dar respuesta a los problemas de la identidad y con carácter conclusivo.
Los ejes son: la Memoria colectiva e individual como patrimonio cultural que se manifiesta de forma tangible e intangible, a través de Lengua y sus representaciones. Con su presencia los italianos en Salta contribuyeron - con su trabajo tenaz y honesto, con su aporte silencioso y anónimo y un sólido dominio del oficio- al crecimiento urbano; asimismo, con el mantenimiento de las tradiciones, de la lengua de origen, contribuyeron a la variedad lingüística y al enriquecimiento cultural de Salta.
El viaje es entendido como una experiencia significativa y tensionada entre el desplazamiento y la permanencia, las rupturas, el exilio afectivo y desde las múltiples miradas de los sujetos migrantes, los que los acogen y los que los despiden; la familia, la patria de origen y los recuerdos, Interesan los relatos familiares (entrevistas, narraciones escritas y orales), las historias de vida de los miembros de esta comunidad, la idealización, los olvidos, la inserción laboral y las referencias sociales; las permanencias, transformaciones, pérdidas y adquisiciones identitarias, culturales y lingüísticas, como la vitalidad de la lengua de origen.
Podemos afirmar en términos generales que los estudios sobre migraciones  en la Argentina nos remiten a un enfoque más bien cuantitativo inmerso en una contextualización socioeconómica funcionando como telón de fondo del enfoque estadístico. La antropología, desde hace unos treinta años, revisa un concepto teórico fundamental de la disciplina, tradicionalmente simplista y mecánico, el de aculturación, y comienza a rescatar la complejidad de los fenómenos de la cultura a partir de una visión de la etnicidad y de las minorías étnicas en sociedades complejas (Komaroff, 1996).
            En consecuencia, en este punto de la exposición creemos pertinente e importante explicar, según Bravo Herrera (2000) el término e(in)migración, el cual pretende configurar las dos miradas o lugares de quienes vivencian el desplazamiento, el "abandono" de la tierra natal en busca de nuevos horizontes. El término intenta, por tanto, reconstruir las perspectivas múltiples de quienes se van y sus descendientes, de quienes los despiden y los reciben, es decir, reunir en sí el horizonte marcado por el trayecto, por el viaje, el punto de partida y el de llegada y la asunción de la identidad rasgada en esos dos puntos. Y en la tensión de esta historia se recuerda a Borges: El anverso y el reverso de esta moneda son, para Dios, iguales (1 998: 6)[4].
Sin embargo, creemos antes necesario desplegar brevemente un panorama del desarrollo de esta temática que comenzó a mediados de la década de los 90 pero recién se formaliza partir de 1999 con proyectos avalados por el Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta. Se centralizaba en sus comienzos en el estudio de una de las comunidades regionales italianas que echó raíces en Salta: la proveniente de la región Toscana, en el centro - norte de Italia, con su capital Florencia, cuna de la lengua italiana y del Renacimiento y actualmente se extiende a los italianos en general.
El acercamiento lingüístico del fenómeno migratorio está enmarcado entre la sociología del lenguaje, la sociolingüística (Joshua Fishman, 1984 - Giles et al.1994), los fenómenos del contacto de lenguas.
La inmigración de esta comunidad en la ciudad de Salta se concentró en tres grandes grupos de acuerdo a su desplazamiento y cuyo marco temporal lo constituyen los dos conflictos bélicos mundiales: el primero se ubica en el período comprendido entre 1890 - 1914, el segundo entre 1920 - 1932, y el tercero entre 1947- 1950.
Los datos consignados para un primer cuadro clasificatorio son los siguientes: inmigrante (apellido y nombre), año de inmigración, cómo viene (familia, individual, etc.), ciudad de origen, profesión u oficio; en otro cuadro se marca relación que da lugar a la cadena migratoria. En otra encuesta posterior se hizo el relevamiento por grupos familiares incluyendo a los descendientes; esto nos sirvió no sólo determinar el número actual del grupo sino la evolución laboral, de estudios, de conocimiento de la lengua italiana.
A casi un siglo de e(in)migración, la memoria colectiva- en tanto constituye el patrimonio de una comunidad- reactualiza y resignifica aquellos textos y reglas que le son significativos en una situación que oscila entre la nostalgia y el triunfo, entre el desarraigo y la integración. Los miembros de esta comunidad, entonces, pueden reconstruir sus historias con íconos, bienes cotidianos (cartas, misales, estampas, vajillas, vestidos, etc.) porque poseen una fuerte carga y valores simbólicos en tanto representan y remiten a representaciones identitarias y con valor "histórico".
Coherente con esos principios, el material de estudio se conforma por la siguiente iconografía: fotografie, cartoline, lettere, libri, vasellame, girarrosto, macinino per il caffè, bambole, fiaschi del Chianti, oggetti religiosi, etc. Se mantienen en italiano las palabras de los informantes a fin de señalar- en el exilio afectivo- las pervivencias lingüísticas, el mantenimiento de estructuras vinculadas con lo afectivo y lo cotidiano.
Interesa, por ejemplo, el modo en el cual un emigrante italiano representa su país de origen; cómo representa su propio encontrarse en otro lugar; lo que expone como objeto afectivo o sacro. Cuál colección iconográfica se ha llevado consigo, cuáles usa para celebrar sus fiestas, cuáles nuevos, eventualmente, ha creado por sí mismo  por deformación nostálgica, contaminación con la cultura local u otra. Los grupos familiares, representados en diversos momentos: encuentros sociales, familiares, de trabajo, de recreación, que siguen un hilo conductor cronológico, desde los pioneros hasta las generaciones más recientes. 
            Se recoge material alusivo a la "Primera Guerra Mundial" (libros, cartas, fotos, medallas, etc.); una simpática colección de postales que representan:  hermosas "Mujeres de los años 20/30",  fiestas religiosas como Pascua, Navidad; cumpleaños; documentos, libros; objetos que representan obras de arte de la Toscana, antiguos folletos con fotos de ciudades, etc.; objetos religiosos: misales, rosarios, plegarias, estampitas; todo ello como evocación de la "little Italy" que le permite al italiano saltar con los recuerdos y la imaginación en un proceso culturalmente complejo a la Italia geográfica. Se configura así el léxico de la e(in)migración, que refleja en gran parte la vida cotidiana y afectiva de esta comunidad que ha guardado celosamente por el valor histórico, simbólico e identitario lo que este material representa.
Los diversos planteamientos antes presentados fueron expuestos en muestras, tratados en ponencias de congresos, discutidos en mesas redondas, publicados en libros, revistas y actas de congresos y encuentros, en un CD interactivo y, actualmente, en un Blog recientemente creado[5].
Los itinerarios de la memoria nos han permitido analizar la permanencia de los italianos en Salta; algunos de los temas elaborados fueron: recuerdos e historias del viaje hacia “las Américas”, “de los Apeninos a los Andes”, las cadenas migratorias (por parientes, amigos o  por amor); la vida cotidiana, las tradiciones, las costumbres familiares, “el arte de comer bien”[6], el recorrido a través del léxico en el exilio afectivo. Es también fuente de conservación del patrimonio cultural oral intangible la permanencia, entre otros, de dichos y refranes, cuentos, canciones, de los mensajes eróticos escondidos en la ingenuidad de algunas formas de expresión de la narrativa popular.
Un material importante de estudio que constituye la fuente de análisis de todas estas problemáticas está conformado por los relatos orales y escritos. Para la reconstrucción de la memoria y la dinámica lingüística, han sido de gran utilidad los testimonios de historias de vida de nuestros mayores, inmigrantes o inmediatos descendientes, quienes, por ejemplo, nos han permitido completar, en parte la información ya existente de estudios previos arquitectónicos sobre la obra monumental (iglesias, monumentos, tallas en parques, etc.); se agregó la  contribución silenciosa y anónima de la mano de obra especializada italiana  cuya cualificada inserción en el ámbito laboral y su formación cultural  contribuyeron a la transformación y al crecimiento de nuestra ciudad[7]. Asimismo  el fenómeno de la inmigración italiana a la Argentina contribuyó a una nueva y diferente conformación de la sociedad local, dando una nueva imagen a la ciudad de Salta, a través de su intervención en distintos ámbitos de la sociedad, por su rápida inserción en el medio.
Su constitución en una comunidad se fue readaptando a lo largo del tiempo. Se agruparon y se vincularon, en los inicios, a través de organismos de cooperación y ayuda social, esto es, la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y, en los últimos veinte años, en las diferentes asociaciones regionales que crecieron en torno a ella. Es interesante observar que estas asociaciones ejercían una función comunitaria. Estas han contribuido al mantenimiento de rasgos identitarios de origen por una parte, y por otra una función solidaria de participación e inserción en el medio local. El asociacionismo ha permitido no sólo la reunión, la vida social, el esparcimiento, sino también ha facilitado la inserción laboral de los inmigrantes; es decir, ha actuado como agente de socialización al permitir el contacto y el conocimiento de los diferentes individuos y de las respectivas familias inmigrantes. Este punto lo profundizaremos a partir del aporte realizado por una pasante francesa de origen italiano[8] que colaboró con el proyecto realizando entrevistas a socios de distintas regiones, cuyas edades oscilan entre los 25 y 70 años. 
Es importante resaltar que en el caso de la inmigración italiana la identidad se encontraba fragmentada no sólo por el fenómeno del regionalismo fuertemente radicado, sino también porque el proceso de reafirmación de la identidad nacional estaba en curso. De allí que se establezca a partir de varios estudios sociológicos e históricos que la identidad italiana de los inmigrantes se construyó desde la inmigración, desde la patria de acogida, en el encuentro con otros italianos de otras regiones y con otros sujetos culturales.
          Además, la movilidad social en la Argentina contribuyó a la inserción de los inmigrantes y, con ello, a la superposición de diferentes identidades que incluían la italiana, la regional italiana y la argentina. Esto explica el proceso de transformación y de conformación identitario vinculado con la memoria cultural en sus dimensiones individual, familiar y colectiva.
Por otra parte, esta situación es evidente en la lengua usada por  los inmigrantes, ya que el registro lingüístico prevalente era el dialectal, el italiano popular o el italiano con fuertes rasgos regionales y estaba casi ausente la lengua standard. Una vez llegados al país, a menudo muchos de los que hablaban sólo dialecto entraban en contacto con connacionales que hablaban otros dialectos u otros tipos de italiano regional y se vieron obligados a adoptar una lengua común que era, en el fondo, una cierta forma de lengua nacional.  Los resultados de esta comunicación son muy variados, según el tipo de trabajo y que se trate de comunidades formadas en el ambiente urbano o rural. Si el grupo era homogéneo se garantizaba la continuidad o la supervivencia de esa lengua; por el contrario, la composición multirregional de ciertas comunidades debilitaba el conocimiento de la lengua de origen.
          Entre los integrantes del proyecto hemos contado con la valiosa colaboración en sus inicios de la Lic. En Antropología Catalina Buliubasich, los demás integrantes colaboran desde las letras, desde la literatura comparada, desde la lingüística, contribuyen en la búsqueda de información en los medios periodísticos locales, etc. Lo conforman: la Esp. Alicia Tissera de Molina, la Dra. Fernanda E. Bravo Herrera, quien trabaja en la Università degli Studi di Siena, el Esp. Rafael F. Gutiérrez, la Prof. Patricia Cabezas, el estudiante Jesús Flores. 
      Se   ha   contado   con  la  valiosa   colaboración  de  instituciones   locales,
nacionales e internacionales como la Sociedad Italiana, el Centro Toscano Salta, los sucesivos Maggio Toscano a Salta; la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta,  la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, Pro Cultura Salta, el Instituto Italiano de Cultura de Córdoba, el Vice- Consulado de Italia en Salta, el Consulado de Italia en Córdoba; con la Provincia de Prato se firmaron cartas de Intención, con la Región Toscana se ha organizado la visita de la Delegación Institucional, Comercial, Industrial, Académica, encabezada por su Presidente, On. Claudio Martini[9]. Se han recogido distinciones[10]
          La Región Toscana ha producido material en DVD sobre la historia de la inmigración, cuya traducción al español estuvo a cargo de quien les habla[11].
          Para concluir,  es necesario recordar que si bien este proyecto tiene un especial interés para la comunidad salteña y la italiana de nuestra ciudad, para otras asociaciones e instituciones italianas del país y de Italia, auspiciamos que el presente trabajo pueda interesar en el futuro a la consecución de estudios de tipo interdisciplinario que nos den una visión totalizadora y de conjunto del tema que nos ocupa. Invitamos a abrir la posibilidad de trabajar con especialistas de historia que estuvieran interesados en el mismo. 
            El resultado será transferido, si las erogaciones económicas y el tiempo así lo permiten, a una serie de publicaciones a definir sobre el legado cultural de la comunidad italiana, con particular atención la toscana en la ciudad de Salta.
Muchas Gracias. 







[1] Un estilo transdisciplinar de investigación puede sólo emerger si la participación de las personas expertas interactúa en forma de discusión abierta y de diálogo, aceptando cada perspectiva como de igual importancia y relacionando las diferentes perspectivas entre ellas. El trabajo conjunto de una manera transdisciplinar es difícil porque las científicas y científicos que perticipan están a menudo sobresaturados por la cantidad de información de la práctica cotidiana y por la inconmensurabilidad de los lenguajes especializados en cada uno de los campos de experiencia. Así se hacen necesarias personas con capacidades de moderación, mediación, asociación y transferencia para iniciar y promover un diálogo constructivo crítico y permanente. Para estos individuos es crucial tener un conocimiento propio profundo y un saber hacer al respecto de las disciplinas involucradas.( http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Transdisciplinariedad&action)
[2] Se conjugan rasgos antropológicos, históricos, étnicos, lingüísticos, socio-culturales en su diversidad.
[3] Proy. Nº 800: “Aproximación a la dinámica lingüística de la comunidad  toscana en la ciudad de Salta” (1999- 2001); Proy. Nº 1113: “Permanencias de la cultura italiana en Salta: Memorias,  Registros y Adaptaciones” (2002- 2004); Proy. Nº 1714 “El patrimonio cultural italiano: su tutela en Salta” (2005- 2007)      .

[4] “Viajes y fronteras en torno a la e(in)migración” de Lic. Fernanda E. Bravo Herrera, publicado en Cuadernos de Humanidades Nº 12  2000 perteneciente al Proyecto de Investigación Nº800 del CIUNSa  "Aproximación a la dinámica lingüística de la comunidad toscana en la ciudad de Salta", dirigido por la Prof. Fulvia G. Lisi.
[5] http://italianosensalta.blogspot.com/
[6] De L’arte di mangiar bene de Artusi (1917?), tradicional libro de recetas de cocina infaltable en las casas de lo inmigrantes.    
[7] Leer Lisi, F. y Tissera, A. (2004) “Itinerarios de la Memoria: la Permanencia de los Italianos en Salta”, en EI Congreso Internacional La cultura de la cultura en el Mercosur – Actas, Salta, Ministerio de Educación, Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta. Consejo Federal de Inversiones.


[8] Fanny Derrien (Octubre2006 a Junio 2007), “El asociacionismo italiano en Argentina. El caso de la Sociedad Italiana en Salta.”
[9] Visita a Universidad Católica y Universidad Nacional de Salta, Reunión con Gobernadores del ZICOSUR y con Gobernador de la Provincia de Salta, Dr. Don Juan Carlos Romero. Reunión con Comunidad toscana. 24 y 25 de Febrero de 2006.
[10] Distinción: Gonfalone d’Argento Gonfalone d’Argento de la Regione Toscana:Reconocimiento y Distinción a Fulvia Gabriela Lisi del Proyecto Toscana Mater, del Consiglio Regionale de la Región Toscana, a través de su Presidente, On. Riccardo Nencini: Gonfalone d’Argento. Conferido en una ceremonia llevada a cabo en el Consulado General de Italia en Buenos Aires, el 28 de Abril de 2007. El prestigioso reconocimiento fue entregado a 11 personalidades en Sudamérica.  

[11] DVD E ci toccò partire. Un secolo di emigrazione toscana producido (2005) por la Comunità Montana della Lunigiana y por el Museo Regionale dell’Emigrazione della Gente di Toscana con el patrocinio y la contribución de la Regione Toscana y el Consiglio dei Toscani all’Estero con traducción al español a cargo de Lisi Fulvia.

La inmigración italiana. Vínculos entre la problemática de identidad: nacionalidad y representaciones de la lengua.

Inmigración/ Identidad nacional y lengua
La inmigración italiana. Vínculos entre la problemática de identidad: nacionalidad y
representaciones de la lengua.

Esp. Fulvia Gabriela Lisi -  Esp. Rafael Gutiérrez
Esp. Alicia Tissera de Molina-
 (Ciunsa – Fac. Humanidades – U.N.Sa.)
            Introducción
En este trabajo presentaremos los principales referentes teóricos que estamos empleando para el análisis interdisciplinario de los procesos sociales y lingüísticos de construcción – reconstrucción del fenómeno inmigratorio italiano a la Argentina, en modo particular en el área Noroeste del país, en Salta, y que ha contribuido no sólo a dar una nueva configuración a la sociedad local sino también una nueva imagen al país.
A tales efectos, será necesario en primera medida vincular a los esquemas identitarios la cuestión de la nacionalidad. El problema es complejo, en cierta medida contradictorio, pues no atiende solamente a la inserción de los inmigrantes italianos en la Argentina sino que se enfrenta con la propia identidad de los inmigrantes italianos, que ya está fragmentada debido a que los regionalismos estaban fuertemente radicados mientras que tanto su identidad nacional como la de los mismos argentinos estaba en proceso de formación.
Referentes teóricos
Para atender a la relación entre política inmigratoria y lingüística hemos seguido el estudio que sobre el tema ha realizado Ángela Di Tullio (2003). La autora plantea que hacia mediados del siglo XIX, la sociedad argentina está en plena construcción, relacionada con las circunstancias históricas que la afectan y cuyos proyectos manifiestan las posiciones de aceptación o rechazo de la sociedad receptora frente al aluvión migratorio: mientras una favorece una política inmigratoria de acuerdo con los postulados de Alberdi, Avellaneda y Sarmiento y que busca la integración de estos grupos heterogéneos a la vida activa de la nación; la otra pretende deseuropeizar a los inmigrantes mediante políticas de corte nacionalista, con un proyecto educativo que busca inhibir la enseñanza de las lenguas inmigratorias. Esto constituye la primera política lingüística en la historia del naciente estado argentino. La polémica entre ambas políticas frente a la inmigración se desarrolló a partir de tres cuestiones: la de la nacionalidad, la del idioma y la inmigratoria, e involucra la cuestión de la identidad colectiva[1].
La cuestión de la nacionalidad
El concepto de nación, que es tan importante para la conformación de los estados modernos, no es unívoco sino que contiene la polémica de por lo menos tres sentidos o definiciones: la definición esencialista: por la que la nación existe previamente a su organización política por el conjunto de rasgos culturales distintivos (tradiciones, prácticas sociales y lengua); la definición histórica sostiene que la nación es una unidad soberana y autónoma mientras que la definición política dice que la nación es un conjunto de instituciones y ordenamientos jurídicos.
El primer criterio concibe a la nación como una entidad ahistórica objetivamente definible ya que las condiciones étnicas son las que determinan su existencia como realidad que se impone a los hechos históricos. Son considerados rasgos esenciales que a posteriori funcionan como justificación afectiva de la creación de un Estado autónomo. Es el nacionalismo el que engendra las naciones y no a la inversa.
Desde el punto de vista del analista podemos afirmar que los sentimientos que definen la identidad nacional no surgen espontáneamente, sino que requieren una cierta dosis de manipulación. Para ello, el nacionalismo recurre a los elementos de artificio, de invención y de ingeniería social, que intervienen en la construcción de las naciones. Con lo que se corrobora que esta identidad colectiva no es, pues, un dato de la realidad. La nación concebida como una comunidad imaginada (Benedict Anderson) supone la intervención de agentes que, frente a determinadas necesidades objetivas, actúan con el propósito de crear y reforzar en el imaginario colectivo las referencias identificatorias. El nacionalismo inventa e impone este tipo de elaboraciones simbólicas a través de varios mecanismos como ser la manipulación del pasado a través de mitos; la creación de representaciones – imágenes, símbolos y ritos- que condensan y despiertan sentimientos -por ejemplo exaltación de la lengua nacional como forma privilegiada de expresar la identidad colectiva- y la conformación de una cultura pública común, expresada en prácticas sociales que se basan en acuerdos sobre los valores y las pautas que han de regir la convivencia.
En la base de la construcción de la nación, la identidad nacional y la adhesión que
provoca no emergen a partir de un acto único y definitivo, sino que se consolidan a lo largo de un proceso. El nacionalismo asume diferentes formas: desde el nacional cultural de Ricardo Rojas -que propone la tradición como fundamento intelectual y afectivo- hasta el nacional beligerante y agresivo -como el de Lugones- que lo concibe en términos de lucha contra un enemigo.
            La magnitud del “aluvión inmigratorio” que arribó a la Argentina a fines del siglo XIX fue evaluada como un problema que provocó el temor de que la sociedad no estuviera en condiciones de asimilarlo, no sólo por la exigüidad demográfica, sino también por su aún poco definida identidad cultural. La definición de los fundamentos de la nacionalidad argentina se enfrentó, a su vez, con la propia identidad de los inmigrantes.
            Entre los italianos la identidad nacional no resultaba ni la única ni la más importante. Tal vez tenía significación para la élite intelectual italiana o algunos inmigrantes del Norte pero no para los analfabetos, cuyos referentes étnicos más importantes eran las particularidades regionales y, más aún, microrregionales.
            Esta competencia entre identidades se da también en el plano lingüístico ya que el grueso de los inmigrantes hablaba dialecto, en el mejor de los casos, el italiano regional y la élite el italiano estándar[2]. El proceso de unificación del italiano fue lento y dificultoso, recién en la segunda mitad del siglo XX se impuso la variedad que ahora denominamos italiano estándar.
Por otra parte, la cuestión de nacionalidad es un conflicto provocado por sectores de la intelectualidad y del gobierno italiano: éstos concibieron proyectos expansionistas respecto al asentamiento de sus conciudadanos en Argentina. Otra visión- optimista la tenían algunos italianos que veían que la realidad de los inmigrantes italianos en Argentina no era tan promisoria. Esa imagen de inferioridad quedó cristalizada en la fórmula de Mitre: “capitales ingleses y brazos italianos”, que organizaba una clara jerarquía entre los extranjeros.
            La cuestión del idioma.
            La identidad lingüística proviene de la lengua materna, no se elige, es la lengua con la que nos identificamos y con la que los otros nos identifican. El conocimiento espontáneo, inconsciente, intuitivo que el hablante nativo tiene de su lengua es cualitativa y cuantitativamente diferente al de otras lenguas que se aprenda más tarde. La formación de la lengua nacional obedece a razones socio- políticas. Su capacidad simbólica se acrecienta por el prestigio que proviene de su condición de unificadora, en términos internos, y de identificadora hacia fuera.
El imperativo de un estado monoglósico se basaba en el supuesto riesgo de fragmentación que corría una nación en la que convivían dos más lenguas. Los límites entre lengua y nación no coinciden necesariamente, de hecho hay países como Suiza o Paraguay en los que hay más de una lengua oficial. La formación de los Estados modernos impuso la estandarización de una variedad, lo que significaba suprimir el plurimorfismo mediante la difusión de una variante supradialectal a través de la educación pública y de los aparatos burocráticos y tecnológicos. El ideal de un estado monoglósico, postulado por la Revolución Francesa, conllevaba la represión de lenguas o modalidades minoritarias –dialectos, patois, jeringonzas- que se cargaron de connotaciones peyorativas. En nuestro medio es evidente el desprestigio que tuvo el lunfardo largamente asimilado al hampa y el cocoliche.
En tal sentido, la “lengua nacional” es, como la nacionalidad, una construcción que se impone sobre la realidad lingüística heterogénea con el propósito de crear un marco de referencia común necesario para la administración y la cultura. Esta construcción parte de una base ideológica que hace sentir la necesidad de contar con un instrumento superior de comunicación, incitar a su conocimiento, a su conservación y por ello demanda mecanismos de estandarización que se manifiesta a través de diversos aparatos como el sistema educativo, la política de impresión y los distinos medios de difusión masiva.
Por otra parte, el nacionalismo europeo del siglo XIX confiere a la “lengua nacional” la función simbólica de representar la identidad nacional. Como la pureza de la lengua es entendida como una condición para preservar la identidad e integridad nacionales, se impone contrarrestar el cambio y las interferencias de otras lenguas. En el caso argtentino se consolidó una posición de equilibrio que aceptaba la pertenencia al mundo hispanohablante, pero marcaba, a su vez, las diferencias de la modalidad dialectal. Por otra parte, como ya digimos, la mayoría de los inmigrantes no eran hablantes de lenguas nacionales estandarizadas: los dialectos italianos, el gallego, el vasco, variedades vernáculas no lo suficientemente fuertes como para resistir el embate de la política lingüística pergeñada para erradicarlas llegaron en boca de los inimigrantes en su mayoría analfabetos. El español aceleró el proceso de transculturación con la consiguiente pérdida de la lengua migratoria.
La cuestión inmigratoria.
La dinámica de movimientos migratorios está vinculada a motivos económicos, políticos, afectivos y condiciones de inserción en la sociedad receptora. Esos motivos y expectativas a su vez actúan como factores que facilitan, obstaculizan o condicionan el proceso de adaptación.
            El migrante aprende a participar en distintas actividades en el nuevo país; internalizar su cultura y a crear lazos de solidaridad con nativos[3]. El éxito del proceso depende de no sólo de los inmigrantes, sino también del peso que en la comunidad huésped se otorgue a las diferencias físicas, lingüísticas y de grupo. En una sociedad moderna pluralista, el respeto por las identidades individuales y de grupo permite la coexistencia y la valorización de las diferencias. Por el contrario, para el nacionalismo conservador la batalla consistía en preservar la identidad nacional común a través de la eliminación de los rasgos diferenciales de las minorías. Este proceso no es automático ni armonioso. Las diferencias culturales, las demandas de uno y otro sector, la competencia por bienes escasos y la preservación de la seguridad en el orden social generan actitudes hostiles hacia un individuo por el sólo hecho de pertenecer a un grupo determinado. Actitu que se manifiesta en el prejuicio, plasmado en un estereotipo, socialmente legitimado, que se construye a partir de rasgos negativos que se asocian a un grupo determinado. Esa torpeza o rudeza atribuida al inmigrante se evidencia en su deficiente manejo de la lengua de la sociedad receptora; rasgo que interpreta como síntoma de inferioridad intelectual.
1)         La lengua aparece como uno de los “factores objetivos” sobre los cuales se construye la idea de nacionalidad.
2)         La lengua es sometida a intervenciones de agentes dotados del poder de decidir, regulan la valoración de los productos que se intercambian en el mercado lingüístico.
3)         Pueden surgir campañas contra la inmigración entendida como un factor disolvente de la nacionalidad y de la lengua.
Por ello los nacionalistas apelan al argumento de que la lengua nacional sufre un deterioro culpa de los “recién llegados” y, en proceso de rradicación de esa interferencia disolvente, es la lengua del inmigrante, junto con otros rasgos idiosincrásicos, la que se pierde en el proceso de transculturalización.
De allí que se busque establecer a -partir de varios estudios sociológicos e históricos- que la identidad italiana de los inmigrantes se construyó desde la inmigración, desde la patria de acogida, en el encuentro con otros italianos de otras regiones y con otros sujetos culturales. Si bien en el área noroeste del país, como en Salta los italianos forman grupos más pequeños, la intensidad del fenómeno migratorio no escapa a la renovación sustancial étnica y lingüística que altera la disposición general y tanto su referente social como el tejido lingüístico son heterogéneos y extremadamente complejos.
Insrumentos de análisis menos prejuiciosos
Para analizar la relación lingüística entre la las variedades que manejaban los inmigrantes y las de la sociedad receptora hemos buscado concpetos abarcativos que permitan explicar el fenómeno restando espacio al prejuicio social.
El ingreso de halantes de otras lenguas en la Argentina determinó la aparición, dentro de una sociedad en plena mutación, de nuevas resultancias idiomáticas, como consecuencias del contacto lingüístico.
Según Weinreich el desequilibrio que deriva de la coexistencia de un grupo de inmigración y de otro nativo monolingüe asociado a la jerarquización lingüística permite la acción de una lengua sobre la otra, dando lugar a fenómenos de interferencia (Weinreich, 1974:3), concepto que involucra "desviación" o “perturbación”. Pero si consideramos que los sistemas están relacionados genéticamente, la transferencia es el resultado de una conversión automática; los factores lingüísticos que tienen que ver con la semejanza de formas, por un lado, y, por otro, con la capacidad del hablante de mantener la identidad de las dos lenguas; con la tolerancia o no de las formas consideradas "incorrectas"; con el grado de dominio de cada lengua; con la actitud ante las mismas; con la distinción de funciones; con el modo de aprendizaje. Y también otros factores extralingüísticos tales como la homogeneidad y diferenciación del grupo, el "prestigio" social de cada lengua, el carácter de lengua nativa o de inmigración, la actitud hacia la cultura de cada una de las comunidades lingüísticas[4]. El resultado de la interacción es ese fenómeno que comúnmente se llama “cocoliche”. Según Cancellier, (……) es un pastiche lingüístico, cómico e imprevisible[5].
Por todo lo expuesto, se plantean los siguientes interrogantes: ¿es aplicable este término también al habla contaminada de los italianos y sus descendientes inmediatos en Salta o es que el “cocoliche” se debe circunscribir al área rioplatense? En consecuencia, en la región Noroeste ¿sólo se debería hablar de “interlengua”?
            A la luz de las nuevas investigaciones sobre las distintas situaciones de contacto interlingüístico e interétnico hemos revisado algunas caracterizaciones teóricas para situarlo en su justa colocación entre las lenguas en contacto. Para Cancellier (2003) el “cocoliche” no es una jerga, porque supone una extrema voluntad de comunicación e integración; tampoco es un dialecto, porque es un fenómeno mecánico individual de confusión entre dos idiomas (L1 y L2), se produce espontáneamente y suele desaparecer en la segunda generación; es un fenómeno típico y exclusivo del hablante que quiere expresarse en la lengua extranjera; un conjunto de isoglosas que se dilatan y reducen, es una lengua mixta y no se hereda; y tampoco es sólo un lenguaje exclusivamente de los inmigrantes italianos.
Ampliándolo al fenómeno inverso, en doble perspectiva, se refiere tanto al español corrompido por influjo de una base italiana, como un italiano estropeado por influjo contrario de una base española. Abarca dos ámbitos, tanto la interferencia del italiano sobre el español como la interferencia del español sobre el italiano.
Conclusión de esta ponencia, inicio de nuestro trabajo
Ahora bien, si se considera la lengua la manifestación más clara de la identidad individual y social, porque es en el grupo donde el individuo coparticipa en la creación de la lengua como lazo que vincula a quienes se encuentran en sintonía, por consiguiente, cualquier alteración en la norma vigente será interpretada como transferencia, no como desviación o perturbación. En los actuales trabajos sobre contacto de lenguas, particularmente los que se refieren a la situación de diglosia, se avanza desde el concepto de interferencia al de transferencia, por considerarlo mucho más abarcador y completo[6].
En el presente estudio compartimos el criterio por cuanto se hace hincapié en la producción oral más que en el sistema y se reconoce que la acción de una lengua sobre otra no sólo tendría que dar como resultado una desviación de la norma (transferencia negativa o interferencia), sino que también puede favorecer la realización de algún rasgo de ésta (transferencia positiva como convergencia); luego, preferiremos el término “transferencia”.



Bibliografía:
Cancellier
Devoto, Fernando ( 2006), Historia de la inmigración italiana, Buenos Aires, Biblios
Di Tullio, Angela Lucía (2003), Políticas lingüísticas e inmigración. El caso argentino, Buenos Aires, Eudeba
Martorell, Susana




[1] Una identidad tiene un núcleo motivado y un margen más o menos amplio de construcción. En cada individuo confluye una pluralidad de identidades: sexual, religiosa, étnica, nacional y también lingüística. Cada una de estas identidades lo identifica como miembro de un colectivo, formado por quiénes la comparten y lo diferencia de los otros. Entre estas identidades se establecen vínculos implicativos...(Di Tulio: 24)
[2]  La variedad que actualmente conocemos como italiano estándar tuvo su difusión a través de la escritura y en ello jugó un papel fundamental la prensa escrita.
[3] Cuando los miembros del grupo inmigratorio se distribuyen participan en las estructuras económicas, políticas, culturales, educativas como el resto de la población- lo que supone que dejan de atenerse a las normas, valores, conocimientos y roles desempeñados en la vieja sociedad-, pierden sus características culturales distintivas: se han asimilado a la sociedad receptora. (Di Tulio: 32).
[4] Prevedello, Gerosa, 1997: 51, utilizan el término "transfert"
[5] El apelativo tiene su origen en el naciente teatro popular rioplatense de fines del Siglo XIX con un caricaturesco personaje llamado “Cocolicchio”. La construcción estética del lenguaje de este personaje es una parodia del habla de los inmigrantes por ello rápidamente se aplicó para designar el habla de los inmigrantes italianos en su interacción con los miembros de la sociedad receptora.
[6] Prevedello, Gerosa, 1997: 51, utilizan el término "transfert"