domingo, 27 de agosto de 2023

El malón recurrente

 

Congreso Nacional del Folklore 2023

El malón recurrente

Rafael Gutiérrez

                Introducción

                En el presente año 2023, asistimos al desarrollo del “Tercer malón de la paz” que pasó por Salta los días 25 y 26 de julio y fueron recibidos para pernoctar y almorzar en la U.N.Sa. Para los integrantes de la delegación fue una grata sorpresa enterarse que en la cátedra de “Problemáticas de las literaturas argentina e hispanoamericana” sus antecedentes eran conocidos porque un texto incorporado para su estudio hace años es el Diario de viaje de Hermógenes Cayo. El malón de la paz por las rutas de la Patria.

                Así también fue nuestra sorpresa al enterarnos de que en otras carreras la historia del acontecimiento no era conocida, por los que nos propusimos dar difusión al texto y al documental que se encuentran liberados.

                Del mismo modo, hicimos la oferta a los integrantes del “Tercer malón de la paz” para publicar las memorias que resultaran de esta campaña para que continuáramos con la labor establecida por el lema de la U.N.Sa. “Mi sabiduría viene de esta tierra”.

                A tal efecto elaboramos esta ponencia como un recorrido por el desarrollo diacrónico de los “malones” hasta nuestro presente, con la finalidad de mostrar cómo las comunidades nativas sobrevivientes continúan una lucha de larga data.

 

                El malón en nuestra historia

                Cuando referimos el término “malón”, la mayoría de las personas recuerdan las campañas de saqueo llevadas a cabo por las naciones de la pampa y la Patagonia en contra de las poblaciones criollas establecidas en esa frontera durante el siglo XIX. Sucede que la práctica fue muy anterior hasta que se la generalizó con un nombre de lengua mapuche:

La noción de malón, que procede de la lengua mapuche, se usa para aludir a un ataque repentino de indígenas. En concreto, podemos determinar que procede de la palabra “mapudungun”, que es sinónimo de “hacer hostilidad al enemigo”. Una palabra esta que también se usaba para hacer referencia exactamente a los ataques por sorpresa que los mapuches realizaban en contra de lo que eran las tropas españolas. (Pérez Porto, J., Merino, M.)

 

                Sucede que desde que los europeos extendieron sus conquistas por territorio del continente llamado por ellos América se encontraron con diversas naciones que hacían un uso variado de ocupación que iban desde el recorrido, el pastoreo, el empleo como cotos de caza según temporadas y otros que habían establecido poblaciones permanentes con diferente grado de urbanización.

                Pero el descubrimiento del potencial económico del territorio hizo que los diferentes gobiernos y empresas europeas buscaran justificaciones para invadir y someter a las diversas naciones americanas, desde motivos religiosos a razones de Estado, cada país europeo que pudo se hizo de una parte de América sin importar que ya había pobladores y con diferentes grados de organización. Todos fueron subsumidos en la categoría de “salvajes” o “bárbaros idólatras” que debían ser salvados por los occidentales poseedores de una cultura superior y de una religión verdadera.

                Desde el siglo XVI en adelante los europeos hicieron alianzas con naciones indígenas aprovechando rivalidades previas para lograr objetivos propios, incorporándolos incluso a guerras del Viejo Mundo, como sucedió con las disputas entre España y Portugal y entre Francia e Inglaterra.

                En el siglo XIX se iniciaron las guerras de independencia en América bajo un programa iluminista, por lo que los ideólogos de la revolución emitieron proclamas afines a los ideales de “libertad, igualdad y fraternidad”, lo que implicaba la incorporación de las naciones otrora sometidas al mismo proyecto emancipador. Prueba de ello es que las proclamas de la Junta Provisional de Gobierno emitidas en Buenos Aires en 1810 y la Declaración der Independencia de 1816 están redactadas en castellano, guaraní, aimara y quechua.

                Consecuente con ese programa, varias naciones indígenas se unieron a las tropas regulares en campañas militares en contra de las fuerzas realistas, pero, terminadas las guerras de independencia en el primer cuarto del siglo XIX, estas naciones descubrieron que sólo fueron utilizadas por los criollos para cumplir sus objetivos de ocupar el lugar de los gobernantes peninsulares.

                Las naciones nativas habían sido diezmadas por la guerra mientras continuaban desposeídas de sus territorios ancestrales y de los derechos prometidos a los ciudadanos de los nuevos países. Como resultado, varias naciones continuaron en guerra contra los criollos con campañas esporádicas de saqueo, aprovechándose de la debilidad de las líneas defensivas porque los ejércitos criollos se encontraban comprometidos en las guerras civiles que siguieron a las guerras de independencia.

A eso hay que sumarle que las nuevas naciones sacaron rédito de las guerras civiles de sus países vecinos, estableciendo alianzas con las naciones indígenas para debilitar aún más las fronteras internacionales del país colindante. Así la convulsionada Argentina debía hacer frente a la amenaza de Chile, Brasil y Paraguay que proveía de armas a las naciones indígenas y compraba parte de los botines resultantes de los saqueos perpetrados durante los malones, en especial el ganado equino y vacuno.

                La Argentina tenía un ejército muy debilitado y desorganizado para enfrentar las incursiones de las naciones indígenas, por lo que se procedió a sucesivos acuerdos que implicaban el pago de tributos a los jefes tribales más influyentes para evitar sus ataques. Sin embargo esos pagos no llegaban a tiempo o no eran suficientes, por lo que las campañas de saqueo se reanudaban, ocasionando que las tropas de frontera volvieran a realizar contraataques de poca profundidad en territorios que no conocían y sin suficientes recursos para darles continuidad, reiniciando otra etapa de negociaciones.

                A fines del siglo XIX, se intentó una defensa fija para evitar el saqueo de ganado al sur de Buenos Aires, conocida como la zanja de Alsina; megaproyecto que no llegó a completarse por su inutilidad frente a las estrategias de las tropas nativas y a la lentitud de asignación de recursos para completarla.

                Con el cambio de gobierno fue el General Julio Argentino Roca el que propuso una defensa activa  que todos conocemos como la “Campaña del Desierto” en el Sur y como “Campaña del Chaco” en esta zona del país, que implicó el movimiento de tropas junto a acuerdos internacionales para evitar la huida de las naciones aborígenes hacia países limítrofes. El resultado es de todos conocido, las naciones fueron diezmadas, sometidas y desposeídas, algunas hasta su virtual extinción. Las campañas fueron celebradas como un triunfo de la civilización sobre la barbarie,  mostrando al mundo que la novísima República Argentina era un país moderno, con pleno control sobre su territorio porque había sometido a los salvajes que la habitaban, incorporando a la “civilización” a quienes habían sido sometidos. Por ello, muchos de los sobrevivientes fueron sumados al Ejército o a la Armada y se dio publicidad internacional a esa medida civilizatoria, a semejanza de lo que hacían los norteamericanos, los ingleses y los belgas con sus respectivos dominios.

                Así es que a principios del siglo XX, la República Argentina celebró su primer centenario con actos fastuosos a los que invitaron a dignatarios y representantes internacionales para que vieran a un país que se incorporaba en el concierto de las naciones como una potencia, alejando cualquier amenaza de conquista por parte de los países imperialistas que se repartían el mundo en esos tiempos.

                Desde esos gobiernos que ejecutaron las campañas de exterminio y sometimiento, simultáneamente se llevó a cabo una amplia política inmigratoria destinada a  “poblar el desierto” y lograr el anhelo de conformar un país blanco, de europeos en el exilio. Sin embargo, indígenas nativos, mestizos y afro descendientes no dejaron de existir como una presencia incómoda que siempre se trató de ocultar o eliminar, pero a medida que la escolarización gratuita y obligatoria se fue expandiendo, esas naciones silenciadas pudieron acceder a la lectura y a la escritura, con lo que se enteraron de sus derechos y comenzaron a reclamarlos.

 

 

                Enfrentamientos y malones

                Entre 1874 y 1875 en los cerros de Cochinoca hubo un levantamiento de las comunidades kollas que reclamaron al gobernador de Jujuy José María Álvarez Prado por sus tierras ancestrales que concluyó con un enfrentamiento armado en el que el Ejército Argentino se impuso sobre los sublevados. En la memoria comunitaria quedó como la “Rebelión de los Tatitos” porque fueron los padres y abuelos de las nuevas generaciones los que habían luchado ahí.

                El control de grandes territorios en manos de terratenientes aliados con los gobiernos de turno, ejercieron un poder despótico y omnímodo sobre sus feudos con tal impunidad que aún en el segundo gobierno radical, el Presidente Hipólito Yrigoyen llevó a cabo una compra privada de grandes propiedades con la finalidad de entregarlas a las comunidades ancestrales que las habitaban. Lo que muestra la debilidad del Estado para hacer frente a los poderes económicos aliados a los poderes políticos.

                Con el ascenso del peronismo y las declaraciones del entonces Coronel Juan Domingo Perón que proponía la reivindicación de todos los desposeídos, los pueblos originarios postergados vieron la posibilidad de que haya un giro político que atienda sus demandas centenarias. En esas circunstancias es que entre mayo y setiembre de 1946 se realizó una marcha que atravesó el país, desde Jujuy hasta Buenos Aires para reclamar por su derecho sobre tierras que les fueron arrebatadas y en las que siguen siendo explotados con total impunidad, en un país que los negó en su identidad y los trata como menos que ciudadanos de segunda.

 

                El Malón de la Paz

                En 1945 los descendientes de los Tatitos organizaron una marcha desde Jujuy hasta Buenos Aires en reclamo de los territorios que habían pertenecido al Marquesado de Yavi y a quienes Perón, en su campaña electoral, había prometido la expropiación para su restitución.

                Ese movimiento tiene su antecedente inmediato en el trámite iniciado el 25 de setiembre de  1945, cuando los comuneros kollas ingresaron en la Secretaría de Trabajo y Previsión en Buenos Aires un escrito con sus reclamos ante la desposesión y el maltrato por parte de los terratenientes. Los dirigentes Exaltación Flores, León Cari Solía y Juan Méndez se presentaron ante la “Comisión honoraria de reducción de indios” que luego de una larga espera los envió a tratar el asunto en el “Consejo agrario nacional”; aunque el juicio solicitado nunca prosperó, el deambular por los laberintos de la burocracia permitió que se encontraran con sus pares mapuches que realizaban reclamos similares y ellos les presentaron al Tte. Retirado de Ingenieros Mario Augusto Bertonasco que los ayudaría a organizarse para la larga marcha que visibilizaría el reclamo.

                La marcha tomó el nombre de “Malón de la Paz” para distanciarla de la connotación negativa que tenía la referencia a “malón”, pero para acentuar su carácter se le agregó el determinante “ por las rutas de la Patria”, haciendo hincapié en que no se movían a campo traviesa como las partidas que asolaban las poblaciones en el siglo XIX y que refrendaban su carácter de pertenecientes a la misma Patria que sus ancestros habían ayudado a fundar y que luego había sido postergados hasta la actualidad.

                El reclamo organizado como una peregrinación fue seguida y registrada por la prensa nacional y de cada provincia por la que pasaban pero hay un testimonio valioso que nos ha quedado, gracias a que un integrante de la comitiva, Hermógenes Cayo, fue registrando en un cuaderno, a manera de diario, todo el periplo.

                Diario de viaje de Hermógenes Cayo. El Malón de la Paz por las rutas de la Patria fue editado por el Museo de Arte Popular “José Hernández” de Buenos Aires y puesto en libre circulación por la web. El libro es resultado de la transcripción del cuaderno de Hermógenes Cayo y fue ilustrado con los mapas del periplo, fotografías y un anexo de las obras realizadas por el imaginero autor del texto.

                En 1960, con el auspicio del Fondo Nacional de las Artes y de la Universidad de Tucumán, la antropóloga Mabel Prelorán conoció a Hermógenes Cayo, con quien realizó un documental que se estrenó en 1962 en el Teatro San Martín de Buenos Aires con el título “Hermógenes Cayo (Imaginero)”. Actualmente el video está liberado y disponible con el mismo título en YouTube.

 

                El Malón de la Paz hoy

                El 25 de julio de 2023 partió desde Jujuy el tercer malón de la paz, lo que a las claras muestra que muchos de los reclamos presentados durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón aún siguen irresueltos, en especial lo referido a la devolución de las tierras a sus propietarios ancestrales, yendo en contra a la práctica heredada desde tiempos coloniales de entregar su dominio a los conquistadores y sus descendientes, con todo lo que hubiera en ellas, incluso personas.

                La posesión de tierras y personas fue legalizada por los gobiernos de las naciones que impulsaron la conquista de América, las revoluciones independentistas fragmentaron los imperios en nuevos países con la promesa de nuevas formas de gobierno y derechos para sus habitantes, sin embargo hubo sectores de la población que fueron relegados, llevándolos a largas luchas -de generaciones- reclamando no sólo el trato igualitario sino la restitución de los que les pertenecía a sus ancestros y que les fue negado en favor de intereses particulares que se aliaron con los gobernantes de turno.

                Muchos de esos reclamos fueron negados, silenciados, invisibilizados o incluso estigmatizados por los poderosos de turno aliados con los interesados en mantener, agrandar y perpetuar sus fortunas; sin embargo y a pesar de todo la verdad no puede ser ocultada siempre; de alguna manera algún testimonio queda y es parte de nuestra responsabilidad darlos a conocer para que se haga justicia.

                Estamos dispuestos a dar nuestra colaboración con la publicación del testimonio del “Tercer Malón de la Paz” y dar a conocer las publicaciones que hay sobre el Diario de viaje de Hermógenes Cayo. El Malón de la Paz por las rutas de la Patria.

 

Bibliografía

 

Cayo, Hermógenes (2012), Diario de viaje de Hermógenes Cayo. El Malón de la Paz por las rutas de la Patria, Buenos Aires, Dirección General de Museos/Museo de Arte Popular José Hernández.

 

Pérez Porto, J., Merino, M. (7 de diciembre de 2018). Malón - Qué es, definición y concepto. Definicion.de. Última actualización el 21 de julio de 2020. Recuperado el 11 de agosto de 2023 de https://definicion.de/malon/

 

Valko, Marcelo (2012), Los indios invisibles del Malón de la Paz, Buenos Aires, Continente.

jueves, 20 de julio de 2023

Discurso pronunciado en Chicoana el día 30 de junio de 2023

 Discurso del profesor Rafael Gutiérrez en Chicoana, Provincia de Salta, República Argentina.

El día 30 de junio de 2023

En el acto del día del Historiador en Argentina

Autoridades, docentes, estudiantes de todos los niveles, público, señoras, señores ¡Que gusto estar acá, en nombre de la Universidad Nacional de Salta! Que nos hayan abierto las puertas para compartir justamente esta idea de que la universidad se debe a su comunidad. Y la comunidad en este caso de toda la provincia de Salta. La Universidad Nacional de Salta comenzó modestamente en la ciudad de Salta y fue generando distintas sedes hasta que llegó a una etapa  de expansión, a través de los centros de extensión, y eso depende de la Secretaría de Extensión que es la que busca justamente este vínculo con la comunidad que, tal como lo dijera la Profesora  María Elina Tejerina, que me precedió en el micrófono, no se trata solamente de que la universidad venga a enseñar algo. Acá hay un gran conocimiento.

Esta mañana se acercó una señora que me dijo: “soy sólo una vecina”. Se acercó al estand de la Editorial de la U.N.Sa.  y empezó a contarme brevemente su vida. Una gran experiencia de vida. Bien, esa experiencia es valiosísima. Uno puede estudiar durante años en la universidad, pero la experiencia de vida es insustituible. Por algo todas las comunidades tuvieron en su formación un consejo de ancianos. Antes de que se inventara la escritura ¿dónde estaba el conocimiento? En la memoria de los ancianos. Bien, acá hay una comunidad que fue transfiriendo la memoria y ha llegado el momento en que esos saberes se transfieran a los libros. Ése es el trabajo del investigador que va a recoger, va a ordenar esos testimonios, la documentación y va a escribir los libros.

Justo ayer les decaía a mis estudiantes que en mi época no nos quedaba otra fuente de conocimiento que la biblioteca. Ahora, yo puedo sacar mi celular del bolsillo y mientras voy en el colectivo, acceder a muchas bibliotecas. Gracias a esto, recién lo decía María Elina, podemos acceder a la biblioteca de la universidad y leer los libros virtuales. O sea, no es necesario solamente que tengamos los libros en papel. Hay muchos nostálgicos, piensen que yo vengo del milenio pasado donde los libros eran en papel y me gusta tenerlos en papel y leerlos en papel, pero también  tenemos dispositivos con los que podemos acceder desde panatallas. Y todo lo que tenemos, ahora, un celular,  o una computadora, son fruto de siglos de elaboración tecnológica. Las herramientas que nos permiten conectarnos y hacer cosas desde espacios distantes. Yo, esta mañana cuando llegué, teníamos que organizar la donación pero la secretaria quedó en la sede central en Salta, en su oficina. Y ¿qué hice?, tomé esta herramienta, le mandé los datos a la secretaria y le dije ¡confeccióname un Acta y envíamela! Fui a la fotocopiadora y la imprimí. O sea, a pesar de que ella está en Salta y yo este acá en Chicoana, pudimos conectarnos gracias a una herramienta.

El ser humano es una especie que ha desarrollado muchas herramientas. Eso nos ha permitido grandes avances y decía Jorge Luis Borges, de todas las herramientas que ha inventado el ser humano, son todas herramientas que extienden nuestras capacidades físicas. Hay una herramienta que extiende la capacidad de la mente y esa herramienta es el libro. Por eso es que la universidad tiene su editorial para que ese conocimiento se plasme en caracteres, en marcas que nosotros podemos relevar y de ahí reconstruir el conocimiento, de alguien que está lejos, ya sea en el tiempo o en el espacio. Ayer justamente, hablaba con un amigo que está en Barcelona y nos mandó un libro para que lo publiquemos, y me dijo: “cuando vuelva por Salta voy a llevar los libros y los voy a presentar en Frankfurt, en París, en Londres”. O sea, lo va a llevar por Europa y los europeos van a compartir el conocimiento de un salteño sobre su mundo, sobre su forma de pensar, sobre su forma de sentir. Ese conocimiento es el que nos acerca y nos hermana. Por eso es que en China -que está en las antípodas, o sea al otro lado del mundo- leen nuestra literatura y entonces dicen: “así son los argentinos, así piensan”. Y han llegado allá libros de salteños. Entonces pueden decir: “así es un salteño”. Bueno, faltan los libros de ustedes. Si, ¡Ustedes que están sentados ahí! ¡Ustedes van a escribir la próxima generación de libros! ¡Ustedes van a hacernos conocer por los japoneses, por los chinos, por los coreanos, por los rusos! ¡Ustedes tienen que escribir los próximos libros!

Por eso, la obligación nuestra, nuestra de todos los docentes que estamos acá, de formarlos para que cuenten con esas herramientas. Porque los que estamos acá, hacemos lo que hacemos, podemos ver más lejos, porque estamos parados sobre los hombros de gigantes. Son esos gigantes que nos han legado el conocimiento. Y podemos conversar con ellos gracias a los libros. Hace más de hace cuatro mil años que escribieron libros y nosotros podemos leer esos libros y gracias a ellos vamos a entender problemas que tenemos ahora. Y vamos a darle soluciones a problemas que tenemos ahora. Si, gracias a que un griego en algún momento dijo: “A ver ¿cómo esta ordenado el mundo?”. Y entonces pensó en un orden que fuera universal y dijo: “el punto, la recta, el plano”. Y dijo, también: “de toda multitud la puedo ordenar”, inventó el número. En alguna parte también se fueron inventado las formas de representar las ideas, en palabras, en sonidos y ese conocimiento es el legado que tenemos y gracias a ello nosotros contamos con todo lo que tenemos ahora. Y la próxima generación se beneficiará con todo lo que nosotros hagamos con ese conocimiento que nos ha sido legado. Nosotros recibimos una herencia grandísima y ahora se la estamos pasando a ustedes, les estamos dando una fortuna. Hay una historia de un esclavo que llegó solamente con una chiripa a la plantación y entonces, cuando llegó con los otros esclavos les dijo:

-          Esclavo1: bueno, yo necesito algo de ropa...

-          Esclavos2: ¿qué tenés para cambiar?, no tenés nada.

-          Esclavo1:  No, yo si tengo algo para cambiar. Ustedes me van a dar ropa y zapatos.

-          Esclavo2: Pero estás desnudo, ¿qué podés darnos?

Entonces se arrodilló en el piso y anotó:

Esclavo1: ésta es la A, ésta la B...

Les enseña a escribir y a la larga ese esclavo va a conseguir la libertad de los otros esclavos. Entonces, ven, el conocimiento es poderoso, el conocimiento es intangible. Sí, puedo estar desnudo y llevarlo conmigo. Y todo eso lo están heredando ustedes en un trabajo arduo. Sí, nos lleva mucho tiempo estudiar y cuesta aprender. A los docentes nos cuesta enseñar. Sí ¡es un trabajo duro! arduo ¿Por qué lo hacemos? Incluso no está bien pagado. Entonces quiere decir que hay algo más.

En el stand de la EUNSa  yo mostraba los libros y había gente que me decía: “uy, yo mañana recién cobro. Pero este libro me gusta y este otro también”. Somos mal pagados y querríamos tener más accesos a más bienes. Entonces ¿por qué hacemos esto si estamos mal pagados?  Porque no hay mayor satisfacción que hacer lo que a uno le gusta. Entonces cuando ustedes tengan que elegir su carrera ya que como parte de las actividades van a poder pasar y elegir entre la oferta que tiene la universidad. Fundamentalmente piensen ¿qué me gustaría ser? ¿en qué soy bueno?  A ver, dentro de lo que a mí me gusta ser y en qué soy bueno... qué hay en la universidad que vaya por ahí. Y lo mejor que puede pasarles, a ustedes, es poder vivir de hacer lo que les gusta. Yo soy profesor en letras. ¿Qué hago cuando tengo estudiantes aspirantes a estudiar letras?  les digo:

A1: ¿Te gusta leer?

A2:  No, no me gusta

A1: Entonces no es tu carrera.

 A1: ¿Te gusta leer?

A3: sí.

A1: ¿Te gusta hablar de lo que lees?

A3: Si.

A1: Bien.

Un profesor de letras es alguien que lee y habla de lo que lee y le pagan por eso. Sí. Yo vivo de eso. De leer y hablar de lo que leo y me pagan por eso. Y en este momento me han puesto la responsabilidad de dirigir la editorial de la universidad. De lo que otros piensan, dicen, investigan, producen conocimiento y lo quieren dar a conocer. Por eso, tan pronto como se acercaron estos chicos de la universidad, de la carrera de historia, y me dijeron: “queremos llevar libros” y bueno, les digo: “yo voy con un stand, para exhibir y vender libros. De todas las áreas que tenemos”. Y nosotros ponemos ahí a disposición. Y tal como dijeron los que me precedieron en el micrófono, esta es la primera vez. O sea que vamos a volver. Recién cuando estábamos ahí atrás. Estábamos con alguien que quiere organizar algo conmigo y si, como verán somos materia dispuesta para organizar y hacer cosas. Así que ha medida de que ustedes dispongan y nosotros lo podamos organizar venimos y hacemos cosas. Compartimos. Realmente la humanidad se hizo humanidad y dejaron de ser bestias para convertirse en gente cuando tuvieron este don de la solidaridad, de ayudarnos los unos a los otros. De cuidar al que está enfermo, al que está herido, al que no puede valerse por si mismo, lo ayudamos entre nosotros. Y llega un momento en que nuestras capacidades se van menguando y entonces, las nuevas generaciones nos ayudan y cambio le retribuimos nuestro conocimiento. Por eso les dije al principio: “toda cultura creció gracias a un consejo de ancianos”.

Así que celebro que estén acá los representantes de los jubilados. Sí, tenemos que valorar eso. La memoria. Muchas veces cuando somos jóvenes tenemos la soberbia de que tenemos todas las capacidades. Pero hay algo insustituible, la experiencia de vida. Bien, eso era lo que quería compartir con ustedes y que sientan que estamos con ustedes. Porque si hemos llegado a la universidad, todos los que estamos en la universidad, es porque todos ustedes han puesto el esfuerzo para construir la universidad. Dicen ¿cómo? Todos ustedes quieran o no pagan un impuesto. Ese impuesto va a las arcas nacionales, las arcas nacionales pagan la universidad. Entonces ese esfuerzo solidario y común que todos debemos compartir. Así que especialmente este mensaje para ustedes chicos, ahí pueden encontrar un camino para su futuro. Bienvenidos.

martes, 16 de mayo de 2023

Poesón (al universo) de Leopoldo Teuco Castilla

 

Poesón (al universo)

Leopoldo Teuco Castilla 2016

 

                Hacer poesía desde la física a la metafísica.

                El Libro de poemas de Leopoldo Teuco Castilla se titula Poesón, que de inmediato nos hace pensar en un aumentativo de poesía y especulamos con que se trata de una poesía magnificada, si cabe tal posibilidad. Sin embargo, debajo de esas letras destacadas en blanco sobre un fondo negro, hay un paréntesis que completa el título: "(al universo)".

                Entonces prestamos atención al diseño de tapa y notamos que ese fondo oscuro es la inmensa noche del universo con una galaxia al entro y otras perdidas en esa infinitud. Al pe de la tapa, debajo del nombre del autor, está el sello de la editorial: "El Suri porfiado", imagen de la mitología prehispánica de la región, que representa de algún modo el universo.

                A medida que avanzamos en el poemario descubrimos que el poeta se ha adentrado en los meandros de la astrofísica y tradujo las arduas ecuaciones a términos poéticos, reiterando su capacidad de acceder desde la física a la metafísica.

                Después de todo, la astrofísica busca explicar el principio y el fin del universo, mientras que le poeta busca dotar de un sentido a ese infinito movimiento de masa y energía.

                El espectáculo del universo ha inspirado tanto la religión y la ciencia como la poesía, todas formas brotadas del espectador consciente de sí y de su finitud que se pregunta: "¿Por qué todo y no la nada misma?"

                Han pasado decenas de milenios desde que el ancestro primitivo se irguió sobre sus patas traseras y miró el cielo diurno y nocturno con la gran angustia de quien ve todo por primera vez.

                Como conocedor de la astrofísica, Leopoldo Castilla hace del movimiento cósmico, sus leyes y paradojas, el material para poetizar sobre las angustias existenciales de la especie que toma la palabra como el brujo que busca con sus sortilegios verbales conjurar los temores ancestrales.

                Así como el científico crea neologismos para nominar los objetos y fenómenos que descubre, el poeta especula con una partícula elemental que tal vez sí sea "la partícula de Dios", el poesón. Principio creativo del átomo que así como porta la vida, también puede engendrar la muerte: poesón, simil fonético de "poison" o se "veneno".

26/05/2020

domingo, 14 de mayo de 2023

Lo pienso así nomás

Hoy vi una nota en TV con las imágenes de estándares de belleza qye se proyectan desde los medios masivos y los problemas que acarrean sobre el resto de las mujeres. No es la primera nota de ese tipo que veo al cabo de varias décadas pues sucede que –desde que las mujeres descubrieron que el deseo mueve a los hombres- buscaron la forma de sacar ventaja de eso. El capitalismo reconoció prontamente la potencialidad económica del deseo y tomó a mujeres con características físicas excepcionales  y las exhibió como un estándar el que el resto debía aspirar.

Entonces se asocia la imagen de una mujer exitosa con esa similitud al estándar de belleza establecido, se convirtió en un índice más de estatus porque lograr esa imagen requiere una inversión económica que no cualquiera puede realizar.

A partir de allí, las mujeres o padecen la frustración o se empeñan en alcanzar ese estándar para exhibirlo por los medios.

La aspiración a ese físico perfecto es la búsqueda de una fantasía , porque quienes lo buscan imaginan que quienes lo tienen viven en un mundo de lujos  y placeres. Mientras que la realidad es que los lujos pueden existir en la vida de esas personas objeto de admiración, pero los placeres muchas veces se postergan como parte del precio que deben pagar por los lujos que exhiben.

Los rasgos, el cabello y el cuerpo privilegiado que llevan al éxito deben ser  mantenidos con distintos esfuerzos y hasta sacrificios: gimnasios, masajes, cosméticos, peluqueros, cosmetólogos y dietas que les impiden disfrutar de comer o beber, porque o bien si los consumen es con culpa y, a veces, con vómitos posteriores para evitar que desbalanceen el  “cuerpo perfecto”.

Otro problema es que la belleza tiene un tiempo de caducidad y si a todos ese proceso natural nos afecta, cuanto más a quienes hicieron de eso su modo de ganarse la vida y relacionarse con los demás.

28/04/2023 

A treinta años del premio Casa de las Américas para la novela Augustus

 Cuando la envidia habló en la literatura de Salta

A treinta años del premio Casa de las Américas para la novela Augustus de Liliana Bellone

La literatura en Salta, a lo largo del siglo XX, pretendió mostrarse como una actividad eminentemente masculina, vinculada a la bohemia de tertulias con música, tabaco y alcohol, en un ambiente que no era considerado apropiado para una dama respetable.

De hecho, la mayor parte de la literatura producida por mujeres en Salta está vinculada a la labor docente, familiar o religiosa, porque eran los ámbitos en que sí podían manifestarse honrosa y decentemente las mujeres respetables de Salta.

Sin embargo, hacia la década de 1970 la universidad ya se había instalado en Salta para transformar las costumbres porque ella era propicia para que se formaran grupos mixtos de estudiantes que comenzaron a hacer sus tertulias aún con las limitaciones impuestas por la interrupción de la vida institucional. Con el retorno de la democracia el espacio público se hizo un lugar de manifestación artística donde la nueva literatura se exhibió en recitales y tendederos callejeros; ante la admiración y hasta el rechazo de las generaciones precedentes que expresaban su desacuerdo con las nuevas prácticas, hasta llegar el extremo de negarlas como arte. “Eso no es literatura” sentenciaban en sus reuniones y lo ponían por letras de molde a través de los medios en los que trabajaban. Ellos se consideraban los únicos “dueños de la literatura de Salta” y por lo tanto los únicos con autoridad para investir y autorizar a nuevos cofrades.

A pesar de todo, las nuevas generaciones continuaron con su pujanza y por el peso de su trabajo constante se impusieron dando nueva forma al campo literario salteño. A tal punto de que trascendieron los límites de las montañas que rodean al valle comarcano y se consagraron allende las pampas y los mares.

En 1993, por primera vez en la historia de la literatura de Salta, el Premio Casa de las Américas en novela recayó en Augustus de Liliana Bellone. Un premio internacional con un jurado de lujo.

El gran macho que se creía amo y señor de las letras de Salta recibió un duro golpe en su dignidad. La evidencia era irrefutable, una escritora, una mujer que no había ido a pedir permiso al cenáculo de los dueños de la literatura para escribir, la que andaba colgando versitos y cuentos fotocopiados, era una ganadora indiscutible.

Fue tal la envidia que un portavoz generacional trató de tapar el sol con un dedo y publicó inmediatamente una nota en la sección cultural de un medio local, negando que Liliana Bellone hubiera recibido el Premio Casa de las Américas.

Y como si eso fuera poco y para que el horror sea perfecto, sacaron fotocopias de la infamante nota y las deslizaron anónimamente por debajo de las puertas de los amigos y colegas de la autora. Pero las palabras no pueden ocultar los hechos por demasiado tiempo y el premio fue entregado, la novela publicada en Cuba y luego dos reediciones en la Argentina; algo a lo que no podían aspirar los escritores de provincia, acostumbrados a pequeñas tiradas que luego no se reimprimían.

Por la lamentable nota negatoria se le echa la culpa a Luis Andolfi pues lo confesó y prometió una enmienda nunca cumplida, sin embargo es sólo un nombre y un rostro visible de toda una comunidad de escritores, pues en su momento ninguno de ellos salió a esclarecer los hechos y, no digo, realizar un desagravio con la novelista injustamente ofendida.

Ese silencio cómplice denuncia a todos aquellos que por omisión manifestaron su envidia por el logro de la escritora.

¿Cuántos de ellos se la pasaron hablando de la literatura de otros, fantaseando sobre libros que nunca escribieron y sobre premios que nunca recibieron?

Los machos heridos en su orgullo tuvieron que apretar los dientes y –muy a pesar suyo- admitir que la literatura de Salta estaba muy bien representada allende las montañas por excelentes escritoras que recogían premios a nivel nacional e internacional.

Con suerte, las nuevas generaciones dejan de lado los prejuicios sexistas y comparten libremente el campo literario, enriqueciéndolo para que los futuros lectores tengan un mundo cultural más amplio que conocer y transformar.

28/04/2023

lunes, 12 de octubre de 2020

Representación de las lenguas prehispánicas

 

Representación de las lenguas prehispánicas

 

                Las lenguas prehispánicas eran numerosas y en su gran mayoría eran ágrafas, mientras que algunas culturas habían desarrollado distintos modos de registro de la memoria, externa a la memoria biológica y mental. Esos registros son los que denominamos de modo amplio como "escritura". Sin embargo no todos esos modos de representación respondían a la lógica fonocéntrica y lineal en el sentido en el que han evolucionado los sistemas de escritura de las culturas desarrolladas en torno al Mediterráneo.

                Cuando los españoles llegaron a América en el siglo XV, contaban con un sistema de escritura desarrollado a partir de la representación fonética que elaboraron las culturas del Mediterráneo y aglutinadas por Grecia y Roma.

                El sistema de escritura basado en la representación de fonemas discretos llevaba más de mil años en Europa cuando tomaron contacto con culturas que no respondían a su lógica de representación, entre ellas las culturas americanas. Es por ello que lo consideraban el mejor -o tal vez el único- modo de representar gráficamente las palabras.

                Cuando los misioneros reconocieron que los mesoamericanos tenían bibliotecas y en los frisos y murales repetiían los mismos caracteres, solicitaron a los informantes que les dieran su alfabeto para poder realizar traducciones. Los mesoamericanos entendieron los que los misioneros pedían y les dieron el sistema de equivalencias, pero la totalidad de su escritura dejaba un gran margen de representaciones por fuera de ese sistema fonético.

                En la América Andina los misioneros notaron que los Incas y otras naciones cercanas no tenían nada que se parecieran a lo que conocían como escritura, sólo vieron representaciones pictóricas en paredes, artesanías, alfarería y tejidos, a los que consideraron simples ornamentos. En el caso de los quipus, reconocieron su función práctica, aunque lo equipararon a los instrumentos que conocían y los supusieron similares a los ábacos, entonces dijeron que eran un instrumento para realizar cuentas o registros contables. Recién ahora, con el desarrollo de la tecnología informática se está comprendiendo que es una escritura que responde a una representación tridimensional.

                Una gran dificultad para la transmisión de esos sistemas de escritura y su comprensión fue el problema de la conquista, porque para consolidar el dominio los europeos se encargaron de romper las líneas de formación de las nuevas generaciones con las destrucción de escuelas, bibliotecas y la muerte de las clases dirigentes y docentes.

                Si bien hubo misioneros preocupados por el conocimiento y la comprensión de las culturas de los conquistados, por ello reunieron informantes y aprendieron su lengua, pero accedieron sólo a un conocimiento cercenado y, por lo tanto, limitado.

                En el siglo XX, con el desarrollo de las ciencias sociales, se llevaron a cabo distintos trabajos de registro y rescate de culturas y lenguas, sin embargo, chocó con el problema de que después de tantas generaciones de persecución y estigmatización, los informantes desarrollaron estrategias de ocultamiento, a tal punto de que eluden los intentos de registro de los investigadores.

                Por ejemplo, el caso del Kakán, una lengua extendida por todo el actual territorio del Noroeste argentino, se la consideró durante mucho tiempo extinta y sólo registrada por topónimos y antropónimos, algunos en duda todavía. Sin embargo, a principios del siglo XXI se descubrió que la lengua había pervivido en una profunda y secreta diglosia, por lo tanto los investigadores no pueden acceder a ella porque requerirían un altísimo grado de aceptación por parte de sus hablantes, cada vez más reducidos por la disminución de las comunidades que la compartían.

 

martes, 21 de julio de 2020

Escritos imprudentes, de la crónica al ensayo


El siguiente texto fue presentado en el encuentro "De crónicas y ciudades. La tibia garra testimonial 2" dentro del eje Eje d. Crónicas y testimonios: políticas de la memoria y poéticas del duelo, realizado durante los días 2, 3 y 4 de octubre de 2019



Escritos imprudentes, de la crónica al ensayo
Rafael Fabián Gutiérrez
CIUNSa  Proyecto  de
Investigación N° 2463

Introducción
            José Pablo Feinmann es muy conocido por su trascendencia mediática, ya que durante el desarrollo de los programas culturales y educativos de la TV Pública, realizó ciclos de divulgación sobre filosofía, política e historia. Sin embargo esa tarea había comenzado mucho antes en medios de prensa escrita, pero en espacios que no eran masivos, pues las revistas publicadas por Ediciones de La Urraca y el diario Página 12 estaban orientados a lectores reflexivos que se tomaran su tiempo para detenerse en artículos de opinión de mucha elaboración, a diferencia de otras publicaciones de prensa que preferían la síntesis para la lectura informativa rápida.
            Por otra parte desarrolló otra tarea escritural con varias novelas y guiones cinematográficos, de los cuales las más conocidas son las que dieron lugar a películas como “Los últimos días de la víctima”, “Ni el tiro del final” y  “Eva Perón” de 1996 con dirección de Juan Carlos Desanzo y protagonizada por Ester Goris.
En esta ponencia nos detendremos sobre algunos de los temas del libro Escritos imprudentes. Argentina, el horizonte y el abismo de J. P. Feinmann, hecho a partir de la reelaboración de los artículos que publicó en diario Clarín, en las revistas Radar, 3 Puntos, Latido, Mercado y Página 30, que se iniciaron como una opinión en un contexto y que luego se incorporaron a una reflexión más amplia en forma de ensayo y en sus novelas.

            El escritor y su trayectoria
            La Doctora Rita De Grandis es la investigadora que ha desarrollado el estudio más amplio e integral sobre la producción de José Pablo Feinmann relevando los distintos aspectos de su labor escritural en diversos medios. Ella afirma sobre su obra periodística:
El periodismo columnista que practica Feinmann da cuenta de una estrecha relación entre las prácticas de lectura de la literatura y el periodismo en el proceso de producción que es el acotado territorio de lo nacional. Casi más de la mitad de la obra de Feinmann se compone de textos publicados en periódicos. Constituye un corpus vasto y heterogéneo, organizado en torno de un yo unitario y consistente que rige su escritura. (De Grandis, 2006: 94)

Por lo que reconoce que de acuerdo con los medios para los que escribe:
Su temática irá variando conforme al sustento empírico en el que se apoya, regido por las diversas coyunturas políticas que  atraviesa la Argentina, desde el periodo de la transición democrática hasta el presente. Las notas de Feinmann transitan debates cotidianos, identificaciones y rechazos de sus constantes lecturas y relecturas. (De Grandis, 2006: 94)

Juan Pablo Feinmann trasciende la inmediatez temporal del artículo realizado para medio de prensa con una tarea continua de recopilación y reescritura:
Además de la publicación de la prensa periódica, casi todas las notas han sido editadas en forma de libro. Estas notas mantienen una relación muy estrecha con sus ensayos; son formas breves del ensayo que luego extiende o integra en un esquema más amplio. (De Grandis, 2006: 94)

            Había dicho anteriormente que la labor de divulgación y opinión del escritor y periodista José Pablo Feinmann comenzó mucho antes en medios de prensa orientados a un lector reflexivo e interesado por el acontecer político nacional. Eso ocurrió específicamente en la revista Humor entre 1983 y 1999, dentro de una publicación emblemática que, bajo la dirección de Andrés Cascioli, desafió la represión y la censura del Proceso a partir de 1978. El medio había logrado una inserción como una revista satírica que se fundaba en una larga tradición argentina que databa de los tiempos de Rosas, lo que le permitió a la dirección deslizar progresivamente notas de opinión sobre la actualidad nacional y su vínculo con el pasado inmediato. Dentro de ese perfil es que la figura de José Pablo Feinmann se adecua oportunamente para producir lo que el mismo autor califica de ensayos surgidos de un encuadre teórico que le permite interpretar su momento.
Las notas de Humor son ensayos breves, pequeños artículos de opinión de los que prima la disquisición ideológica vinculada al revisionismo histórico. El peronismo y la reciente inaugurada democracia son un tema central que aporta una de las líneas de fuerza que otorga unidad a toda la serie. En todas estas notas se insiste sobre las elecciones pasadas y sobre las presentes. (De Grandis, 2006: 99)

            En 1991 se unió al diario Página 12, medio de prensa escrita que reunió un equipo de colaboradores con un perfil similar al de Humor, pues convocaba a redactores jóvenes junto a quienes retornaron del exilio con la democracia y a aquellos que habían sobrevivido sin salir del país. Los redactores que compartieron alternativamente la contratapa del diario se propusieron un plan de revisión del presente a partir de las herencias del periodo desde el cual provenían, las décadas del 1960 y 1970, como etapas de formación y de luchas truncadas por el “Proceso de reorganización nacional”.
            Esa etapa en la que escribe sobre otros temas para otros medios de prensa, coincide con el ascenso del Menem al gobierno nacional y la consecuente transformación del país que varios intelectuales denunciaron como nuevas formas de violencia provocadas por las políticas del Estado o por sus organismos, en un contexto internacional marcado por el fin de la guerra fría, la caída del muro de Berlín y el consecuente triunfalismo norteamericano que, al considerarse ganador de la contienda, pretendía imponer su pensamiento homogeneizador sobre todas sus áreas de influencia.
            Un medio como Página 12, integrado por redactores con experiencia política y con gran interés por desarrollar una reflexión entre sus lectores, no dejó pasar por alto ninguno de esos acontecimientos y, en ese contexto, José Pablo Feinmann tomó acontecimientos de fuerte repercusión social para analizarlos y llevarlos más allá de la noticia de prensa del momento. Resultado de esa tarea regular y sostenida en el medio de prensa es que publica en 2002 Escritos imprudentes. Argentina, el horizonte y el abismo, prácticamente una compilación de sus artículos de contratapa en Página 12 durante la última década del siglo XX.
Los 90 fueron también escenario de nuevos episodios de violencia que caracterizaron la política de Menem (“Sobre la delincuencia”, “Desempleo y delito”, Escritos imprudentes, 2005 –segunda compilación de notas de Página 12-), uno de los cuales, de gran repercusión social, fue el caso Cabezas (“Narrativa policial y realidad política”, “La estrategia del cadáver”, “Un país rompecabezas”, “Pensar desde Cabezas”), Escritos imprudentes que Feinmann comenta sobre la base del desarrollo de la literatura policial y detectivesca argentina (“Narrativa policial y realidad política”). Evoca un clásico relato de criminalidad política dela década de los 60, ¿Quién mató a Rosendo? de Rodolfo Walsh, para sustituirlo por “¿Quién mató a Cabezas?”, que es un mito en la conciencia lectora de grandes sectores intelectuales e infiere que, cono en la literatura detectivesca argentina no hay policías, la literatura da cuenta de la vida… (De Grandis, 2006: 105)

            Durante el mismo periodo José Pablo Feinmann se reinstaló en el panorama literario argentino porque desde su ingreso al campo con sus novelas policiales, en 1986 publicó El ejército de cenizas dando un giro total hacia una ficción ambientada en el siglo XIX que echaba un juicio terrible sobre las guerras civiles argentinas y en 1990 La astucia de la razón le permitía hacer catarsis sobre su vida durante el Proceso, cruzada por una reflexión filosófica que trata de dar sentido a lo vivido.

            Algunos casos puntuales.
Cabezas y la continuidad del terrorismo de Estado
            Por una cuestión del tiempo acotado de una ponencia y por el espacio reducido de su escritura, voy a referirme a sólo algunos de los casos que pasaron de la noticia de tapa a la reflexión de contratapa y de allí al ensayo.
            Una de las noticias que más repercusión tuvo en esa década fue el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, hecho que fue seguido por la prensa con lugar destacado en las tapas durante bastante tiempo. Más allá de la noticia, la contratapa de Página 12 le permitió a José Pablo Feinman la reflexión sobre el hecho a partir del cruce entre el hecho, la relevancia periodística que adquirió y la literatura testimonial argentina.
            El asesinato de José Luis Cabezas unió a la prensa en una cruzada que superó sus diferencias ideológicas por lo que tuvo una investigación y una cobertura muy amplia que puso a los culpables en una situación en que perdieron el amparo del gobierno con el que había negociado su impunidad.
            En la tercera parte de Escritos imprudentes, José Pablo Feinmann reunió as notas de contratapa en las que especuló sobre el caso Cabezas, entroncándolo con una tradición de violencia amparada por el Estado cuyo máxima expresión se dio en la década del setenta con la Triple A y luego con los grupos de tareas del gobierno de facto. Por lo que muestra que la etapa no fue superada por la vuelta a la democracia sino que continúa presente como una forma de funcionamiento de la corrupción instalada en los aparatos del Estado que  incluyen a la Policía. La distancia entre la nota publicada en Página 12 y su reelaboración para el libro se evidencia en un comentario que hace notar la lentitud del aparato judicial para esclarecer el crimen por el tiempo transcurrido entre su publicación original y su preparación para el libro:
Entonces, si se tira hasta el final del hilo Yabrán y si en ese final lo que se derrumba es un Poder que ha hecho de los negocios turbios su estilo de existencia política, lo deseable, o, más aún, lo imprescindible será que esa Argentina sea la que ocupe el lugar vacante. (Nota: Todos sabemos, hoy, que fue exactamente esto lo que no ocurrió. Estoy terminando este libro –verano de 2002- y se cumplen cinco años del asesinato de Cabezas. Las incógnitas siguen, la impunidad también.) (Feinman, J.P., 2002: 304-305)
           
El análisis del mismo crimen le permite emparentarlo con la tradición del género policial y sus particularidades en la Argentina, que fue prácticamente definido por las novelas  testimoniales de Rodolfo Walsh y que lo llevaron a la muerte en manos de un Estado represivo. El mismo José Pablo Feinmann contribuyó al campo con dos novelas transpuestas a la pantalla con los mismos títulos, en las que no hay posibilidad de restauración del orden porque el crimen es estructural en el sistema, no es una anomalía que el detective pueda restaurar. Con lo que muestra que la literatura –lejos de ser una evasión por mundos ficcionales- es reveladora del complejo entramado social y de sus mecanismos de poder[1].

El fin de la historia y el punto final
Hacia el final de su libro de ensayos, ordenada como la “Séptima parte” está la serie que lleva por título “Después de las torres gemelas” y reúne las reflexiones en torno a la gran noticia con la que se inauguraba el siglo XXI: el ataque a las torres gemelas de New York, el 11 de setiembre de 2001.
El fin del siglo XX estuvo marcado por el fin de la guerra fría con lo que el capitalismo declaraba su triunfo y su filósofo era Francis Fukuyama que anunciaba El fin de la historia y el último hombre como su legitimación desde la filosofía. Esa etapa finalizó con el inesperado atentado ejecutado por una organización terrorista internacional que llevaba al corazón de Norteamérica una guerra que siempre pretendió mantener lejos de sus fronteras. Aunque, paradójicamente, el imperio necesita de enemigos para justificar guerras e intervenciones en distintos lugares del mundo.
José Pablo Feinmann, como conocedor de la historia y de la filosofía de la historia, aprovechó para mostrar que el Islam como enemigo ya existía en los planes norteamericanos y su mentor era Samuel Huntington, a quien alinea junto a Francis Fukuyama:
No son pensadores, son hábiles ideólogos entregados a la tare de fundamentar conflictos (o la ausencia de ellos a causa del triunfo definitivo, en el caso de Fukuyama) de una administración, de un proyecto político que respaldan en la modalidad del cuasi sometimiento. De aquí también la certeza, la univocidad de sus juicios que consiguen arrastrar a muchos, a veces a todos, a la aceptación o el rechazo, instalando una temática que la agenda política del “Occidente democrático” quiere instalar. (Feinmann, 2001; 532)

Marcándolos en su rol de funcionarios del imperio que ni siquiera llega a reconocer como “pensadores” –por no decir “filósofos”- y los califica de “ideólogos” subordinados a la política. Sin embargo, luego los asimila a filósofos de su aprecio como Hegel y Engel que en su momento también cumplieron la tarea de justificar desde la filosofía el accionar político del imperio en el que producían y, de modo análogo, también trataron de congelar la historia para tapar los conflictos latentes e irresueltos a pesar del triunfo de una de las partes en el gran conflicto internacional. En ese esquema de confrontación ideológica internacional no deja de colocar a la Argentina, aunque sea brevemente, para que el lector no pierda de vista el horizonte desde el cuál analiza el conflicto:
Analicemos; niega la posibilidad de conflictos entre países pobre y países ricos porque exige que “todo” Occidente sea un bloque. (Lo está pidiendo hoy Bush cuando dice “con nosotros o contra nosotros”. Lo está aceptando, en otra de las modalidades menemistas de su gestión, el mínimo De la Rúa cuando ofrece nuestra “colaboración” con la cruzada punitiva). (Feinmann, 2001; 534)

Lo que lo lleva a concluir en el desenmascaramiento de una falacia que puede aplicarse para evitar una oclusión en la lectura de nuestra historia que el gobierno de Menem trató de ejecutar con la sanción de la “Ley de punto final”:
Somos todos occidentales y estamos en guerra contra el Islam. Al hacerlo elimina el conflicto en Occidente. Ya no hay pobres ni ricos, ya no hay culturas diferentes, identidades diferentes. Somos todos occidentales y estamos en guerra contra el Islam. Y si no, somos terroristas, tan terroristas como los fanáticos que derrumbaron las Torres Gemelas. Videla y nuestros militares, lo mismo: uno estaba con ellos o contra ellos. Y si no estaba con ellos (condición que se extendía lasta los “indiferentes” o los “tímidos”) era un subversivo. Fue así como todos fuimos subversivos. Es así como hoy, a medida que esta locura continúe, todos seremos terroristas. (Feinmann, 2001; 535)

De modo que José Pablo Feinmann si bien analiza el conflicto internacional del momento, en ellos encuentra los argumentos para llamar la atención sobre la actualidad de los acontecimientos iniciados en la década de 1970 y que no pueden cerrarse sin esclarecerse, aun cuando una ley lo sancione.

Conclusión
El escritor José Pablo Feinmann ha realizado una tarea continua de análisis de los acontecimientos de actualidad por su trabajo en los medios de prensa escrita, caracterizados por un perfil que invita a la reflexión del lector. Su formación profesional y su experiencia personal le permitieron establecer vínculos entre esos hechos del momento relevados por la prensa como noticia del momento y su vinculación con la historia del pensamiento político. Ese modo de escribir asentado en trascender el momento e insertarlo en series de acontecimientos y pensamientos más amplios, son los que le permitieron recuperarlos de su espacio en la prensa y llevarlos al formato de libros de ensayo.
La misma temática sobre la que José Pablo Feinmann reflexionó en los diarios y revistas que luego se volcaron en libros, también se tematizaron en ficciones que se dieron a conocer en formato de novelas y películas, que son otro modo de reflexionar. Tal como lo dice Ricardo Piglia, se trata de pensar con imágenes, y esa es la única distancia que hay entre la filosofía y la literatura, que una realiza abstracciones y que la otra produce narraciones que las ejemplifican.
José Pablo Feinmann más que registrar el acontecimiento, tal como la hacen los cronistas, se detiene sobre ellos y los analiza para concatenarlos en series que amplifican su sentido.


Bibliografía
De Grandis, Rita (2006), Reciclaje cultural y memoria revolucionaria, Buenos Aires, Biblos.
Feinmann, José Pablo (2001), La astucia de la razón, Buenos Aires, Norma.
Feinmann, José Pablo (2002), Escritos imprudentes, Buenos Aires, Norma.
Fukuyama, Francis (1992), El fin de la historia y el último hombre, Buenos Aires, Planeta-Agostini.
Jozami, Eduardo (2013), Rodolfo Walsh. La palabra y la acción, Buenos Aires, Edhasa.


[1] Esa estimación que realiza J.P. Feinmann es coincidente con los postulados de Ricardo Piglia que, a partir de las lecturas que realizar de Roberto Arlt, concluye de modo similar con lo que denomina “la literatura premonitoria”.