domingo, 14 de mayo de 2023

Lo pienso así nomás

Hoy vi una nota en TV con las imágenes de estándares de belleza qye se proyectan desde los medios masivos y los problemas que acarrean sobre el resto de las mujeres. No es la primera nota de ese tipo que veo al cabo de varias décadas pues sucede que –desde que las mujeres descubrieron que el deseo mueve a los hombres- buscaron la forma de sacar ventaja de eso. El capitalismo reconoció prontamente la potencialidad económica del deseo y tomó a mujeres con características físicas excepcionales  y las exhibió como un estándar el que el resto debía aspirar.

Entonces se asocia la imagen de una mujer exitosa con esa similitud al estándar de belleza establecido, se convirtió en un índice más de estatus porque lograr esa imagen requiere una inversión económica que no cualquiera puede realizar.

A partir de allí, las mujeres o padecen la frustración o se empeñan en alcanzar ese estándar para exhibirlo por los medios.

La aspiración a ese físico perfecto es la búsqueda de una fantasía , porque quienes lo buscan imaginan que quienes lo tienen viven en un mundo de lujos  y placeres. Mientras que la realidad es que los lujos pueden existir en la vida de esas personas objeto de admiración, pero los placeres muchas veces se postergan como parte del precio que deben pagar por los lujos que exhiben.

Los rasgos, el cabello y el cuerpo privilegiado que llevan al éxito deben ser  mantenidos con distintos esfuerzos y hasta sacrificios: gimnasios, masajes, cosméticos, peluqueros, cosmetólogos y dietas que les impiden disfrutar de comer o beber, porque o bien si los consumen es con culpa y, a veces, con vómitos posteriores para evitar que desbalanceen el  “cuerpo perfecto”.

Otro problema es que la belleza tiene un tiempo de caducidad y si a todos ese proceso natural nos afecta, cuanto más a quienes hicieron de eso su modo de ganarse la vida y relacionarse con los demás.

28/04/2023 

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