Hoy vi una nota en TV con las imágenes de estándares de belleza qye se
proyectan desde los medios masivos y los problemas que acarrean sobre el resto
de las mujeres. No es la primera nota de ese tipo que veo al cabo de varias
décadas pues sucede que –desde que las mujeres descubrieron que el deseo mueve
a los hombres- buscaron la forma de sacar ventaja de eso. El capitalismo
reconoció prontamente la potencialidad económica del deseo y tomó a mujeres con
características físicas excepcionales y
las exhibió como un estándar el que el resto debía aspirar.
Entonces se asocia la imagen de una mujer exitosa con esa similitud al
estándar de belleza establecido, se convirtió en un índice más de estatus
porque lograr esa imagen requiere una inversión económica que no cualquiera
puede realizar.
A partir de allí, las mujeres o padecen la frustración o se empeñan en
alcanzar ese estándar para exhibirlo por los medios.
La aspiración a ese físico perfecto es la búsqueda de una fantasía , porque
quienes lo buscan imaginan que quienes lo tienen viven en un mundo de
lujos y placeres. Mientras que la
realidad es que los lujos pueden existir en la vida de esas personas objeto de
admiración, pero los placeres muchas veces se postergan como parte del precio
que deben pagar por los lujos que exhiben.
Los rasgos, el cabello y el cuerpo privilegiado que llevan al éxito deben
ser mantenidos con distintos esfuerzos y
hasta sacrificios: gimnasios, masajes, cosméticos, peluqueros, cosmetólogos y
dietas que les impiden disfrutar de comer o beber, porque o bien si los
consumen es con culpa y, a veces, con vómitos posteriores para evitar que desbalanceen
el “cuerpo perfecto”.
Otro problema es que la belleza tiene un tiempo de caducidad y si a todos
ese proceso natural nos afecta, cuanto más a quienes hicieron de eso su modo de
ganarse la vida y relacionarse con los demás.
28/04/2023
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