Discurso del profesor Rafael Gutiérrez en Chicoana, Provincia de Salta, República Argentina.
El día 30 de junio de 2023
En el acto del día del Historiador en Argentina
Autoridades, docentes,
estudiantes de todos los niveles, público, señoras, señores ¡Que gusto estar
acá, en nombre de la Universidad Nacional de Salta! Que nos hayan abierto las
puertas para compartir justamente esta idea de que la universidad se debe a su
comunidad. Y la comunidad en este caso de toda la provincia de Salta. La
Universidad Nacional de Salta comenzó modestamente en la ciudad de Salta y fue
generando distintas sedes hasta que llegó a una etapa de expansión, a través de los centros de
extensión, y eso depende de la Secretaría de Extensión que es la que busca
justamente este vínculo con la comunidad que, tal como lo dijera la Profesora María Elina Tejerina, que me precedió en el micrófono,
no se trata solamente de que la universidad venga a enseñar algo. Acá hay un
gran conocimiento.
Esta mañana se acercó una
señora que me dijo: “soy sólo una vecina”. Se acercó al estand de la Editorial
de la U.N.Sa. y empezó a contarme
brevemente su vida. Una gran experiencia de vida. Bien, esa experiencia es valiosísima.
Uno puede estudiar durante años en la universidad, pero la experiencia de vida
es insustituible. Por algo todas las comunidades tuvieron en su formación un
consejo de ancianos. Antes de que se inventara la escritura ¿dónde estaba el
conocimiento? En la memoria de los ancianos. Bien, acá hay una comunidad que
fue transfiriendo la memoria y ha llegado el momento en que esos saberes se transfieran
a los libros. Ése es el trabajo del investigador que va a recoger, va a ordenar
esos testimonios, la documentación y va a escribir los libros.
Justo ayer les decaía a mis
estudiantes que en mi época no nos quedaba otra fuente de conocimiento que la
biblioteca. Ahora, yo puedo sacar mi celular del bolsillo y mientras voy en el
colectivo, acceder a muchas bibliotecas. Gracias a esto, recién lo decía María
Elina, podemos acceder a la biblioteca de la universidad y leer los libros
virtuales. O sea, no es necesario solamente que tengamos los libros en papel.
Hay muchos nostálgicos, piensen que yo vengo del milenio pasado donde los
libros eran en papel y me gusta tenerlos en papel y leerlos en papel, pero también
tenemos dispositivos con los que podemos
acceder desde panatallas. Y todo lo que tenemos, ahora, un celular, o una computadora, son fruto de siglos de
elaboración tecnológica. Las herramientas que nos permiten conectarnos y hacer
cosas desde espacios distantes. Yo, esta mañana cuando llegué, teníamos que
organizar la donación pero la secretaria quedó en la sede central en Salta, en su
oficina. Y ¿qué hice?, tomé esta herramienta, le mandé los datos a la
secretaria y le dije ¡confeccióname un Acta y envíamela! Fui a la fotocopiadora
y la imprimí. O sea, a pesar de que ella está en Salta y yo este acá en Chicoana,
pudimos conectarnos gracias a una herramienta.
El ser humano es una especie
que ha desarrollado muchas herramientas. Eso nos ha permitido grandes avances y
decía Jorge Luis Borges, de todas las herramientas que ha inventado el ser
humano, son todas herramientas que extienden nuestras capacidades físicas. Hay
una herramienta que extiende la capacidad de la mente y esa herramienta es el
libro. Por eso es que la universidad tiene su editorial para que ese
conocimiento se plasme en caracteres, en marcas que nosotros podemos relevar y
de ahí reconstruir el conocimiento, de alguien que está lejos, ya sea en el
tiempo o en el espacio. Ayer justamente, hablaba con un amigo que está en
Barcelona y nos mandó un libro para que lo publiquemos, y me dijo: “cuando vuelva
por Salta voy a llevar los libros y los voy a presentar en Frankfurt, en París,
en Londres”. O sea, lo va a llevar por Europa y los europeos van a compartir el
conocimiento de un salteño sobre su mundo, sobre su forma de pensar, sobre su
forma de sentir. Ese conocimiento es el que nos acerca y nos hermana. Por eso
es que en China -que está en las antípodas, o sea al otro lado del mundo- leen
nuestra literatura y entonces dicen: “así son los argentinos, así piensan”. Y
han llegado allá libros de salteños. Entonces pueden decir: “así es un salteño”.
Bueno, faltan los libros de ustedes. Si, ¡Ustedes que están sentados ahí!
¡Ustedes van a escribir la próxima generación de libros! ¡Ustedes van a
hacernos conocer por los japoneses, por los chinos, por los coreanos, por los
rusos! ¡Ustedes tienen que escribir los próximos libros!
Por eso, la obligación
nuestra, nuestra de todos los docentes que estamos acá, de formarlos para que
cuenten con esas herramientas. Porque los que estamos acá, hacemos lo que
hacemos, podemos ver más lejos, porque estamos parados sobre los hombros de
gigantes. Son esos gigantes que nos han legado el conocimiento. Y podemos
conversar con ellos gracias a los libros. Hace más de hace cuatro mil años que
escribieron libros y nosotros podemos leer esos libros y gracias a ellos vamos
a entender problemas que tenemos ahora. Y vamos a darle soluciones a problemas
que tenemos ahora. Si, gracias a que un griego en algún momento dijo: “A ver ¿cómo
esta ordenado el mundo?”. Y entonces pensó en un orden que fuera universal y
dijo: “el punto, la recta, el plano”. Y dijo, también: “de toda multitud la
puedo ordenar”, inventó el número. En alguna parte también se fueron inventado
las formas de representar las ideas, en palabras, en sonidos y ese conocimiento
es el legado que tenemos y gracias a ello nosotros contamos con todo lo que
tenemos ahora. Y la próxima generación se beneficiará con todo lo que nosotros
hagamos con ese conocimiento que nos ha sido legado. Nosotros recibimos una
herencia grandísima y ahora se la estamos pasando a ustedes, les estamos dando
una fortuna. Hay una historia de un esclavo que llegó solamente con una chiripa
a la plantación y entonces, cuando llegó con los otros esclavos les dijo:
-
Esclavo1:
bueno, yo necesito algo de ropa...
-
Esclavos2:
¿qué tenés para cambiar?, no tenés nada.
-
Esclavo1:
No, yo si tengo algo para cambiar.
Ustedes me van a dar ropa y zapatos.
-
Esclavo2:
Pero estás desnudo, ¿qué podés darnos?
Entonces se arrodilló en el piso y anotó:
Esclavo1: ésta es la A, ésta la B...
Les enseña a escribir y a la larga ese esclavo va
a conseguir la libertad de los otros esclavos. Entonces, ven, el conocimiento
es poderoso, el conocimiento es intangible. Sí, puedo estar desnudo y llevarlo
conmigo. Y todo eso lo están heredando ustedes en un trabajo arduo. Sí, nos
lleva mucho tiempo estudiar y cuesta aprender. A los docentes nos cuesta
enseñar. Sí ¡es un trabajo duro! arduo ¿Por qué lo hacemos? Incluso no está
bien pagado. Entonces quiere decir que hay algo más.
En el stand de la EUNSa yo mostraba los libros y había gente que me decía:
“uy, yo mañana recién cobro. Pero este libro me gusta y este otro también”. Somos
mal pagados y querríamos tener más accesos a más bienes. Entonces ¿por qué
hacemos esto si estamos mal pagados?
Porque no hay mayor satisfacción que hacer lo que a uno le gusta.
Entonces cuando ustedes tengan que elegir su carrera ya que como parte de las
actividades van a poder pasar y elegir entre la oferta que tiene la universidad.
Fundamentalmente piensen ¿qué me gustaría ser? ¿en qué soy bueno? A ver, dentro de lo que a mí me gusta ser y en
qué soy bueno... qué hay en la universidad que vaya por ahí. Y lo mejor que
puede pasarles, a ustedes, es poder vivir de hacer lo que les gusta. Yo soy
profesor en letras. ¿Qué hago cuando tengo estudiantes aspirantes a estudiar
letras? les digo:
A1: ¿Te gusta leer?
A2: No, no
me gusta
A1: Entonces no es tu carrera.
A1: ¿Te
gusta leer?
A3: sí.
A1: ¿Te gusta hablar de lo que lees?
A3: Si.
A1: Bien.
Un profesor de letras es alguien que lee y habla
de lo que lee y le pagan por eso. Sí. Yo vivo de eso. De leer y hablar de lo
que leo y me pagan por eso. Y en este momento me han puesto la responsabilidad
de dirigir la editorial de la universidad. De lo que otros piensan, dicen, investigan,
producen conocimiento y lo quieren dar a conocer. Por eso, tan pronto como se
acercaron estos chicos de la universidad, de la carrera de historia, y me
dijeron: “queremos llevar libros” y bueno, les digo: “yo voy con un stand, para
exhibir y vender libros. De todas las áreas que tenemos”. Y nosotros ponemos ahí
a disposición. Y tal como dijeron los que me precedieron en el micrófono, esta
es la primera vez. O sea que vamos a volver. Recién cuando estábamos ahí atrás.
Estábamos con alguien que quiere organizar algo conmigo y si, como verán somos
materia dispuesta para organizar y hacer cosas. Así que ha medida de que
ustedes dispongan y nosotros lo podamos organizar venimos y hacemos cosas.
Compartimos. Realmente la humanidad se hizo humanidad y dejaron de ser bestias
para convertirse en gente cuando tuvieron este don de la solidaridad, de
ayudarnos los unos a los otros. De cuidar al que está enfermo, al que está
herido, al que no puede valerse por si mismo, lo ayudamos entre nosotros. Y
llega un momento en que nuestras capacidades se van menguando y entonces, las
nuevas generaciones nos ayudan y cambio le retribuimos nuestro conocimiento.
Por eso les dije al principio: “toda cultura creció gracias a un consejo de
ancianos”.
Así que celebro que estén acá los representantes
de los jubilados. Sí, tenemos que valorar eso. La memoria. Muchas veces cuando
somos jóvenes tenemos la soberbia de que tenemos todas las capacidades. Pero
hay algo insustituible, la experiencia de vida. Bien, eso era lo que quería
compartir con ustedes y que sientan que estamos con ustedes. Porque si hemos
llegado a la universidad, todos los que estamos en la universidad, es porque
todos ustedes han puesto el esfuerzo para construir la universidad. Dicen ¿cómo?
Todos ustedes quieran o no pagan un impuesto. Ese impuesto va a las arcas
nacionales, las arcas nacionales pagan la universidad. Entonces ese esfuerzo
solidario y común que todos debemos compartir. Así que especialmente este mensaje
para ustedes chicos, ahí pueden encontrar un camino para su futuro. Bienvenidos.
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