Representación
de las lenguas prehispánicas
Las lenguas prehispánicas eran
numerosas y en su gran mayoría eran ágrafas, mientras que algunas culturas
habían desarrollado distintos modos de registro de la memoria, externa a la
memoria biológica y mental. Esos registros son los que denominamos de modo
amplio como "escritura". Sin embargo no todos esos modos de
representación respondían a la lógica fonocéntrica y lineal en el sentido en el
que han evolucionado los sistemas de escritura de las culturas desarrolladas en
torno al Mediterráneo.
Cuando los españoles llegaron a
América en el siglo XV, contaban con un sistema de escritura desarrollado a
partir de la representación fonética que elaboraron las culturas del
Mediterráneo y aglutinadas por Grecia y Roma.
El sistema de escritura basado
en la representación de fonemas discretos llevaba más de mil años en Europa
cuando tomaron contacto con culturas que no respondían a su lógica de
representación, entre ellas las culturas americanas. Es por ello que lo
consideraban el mejor -o tal vez el único- modo de representar gráficamente las
palabras.
Cuando los misioneros reconocieron
que los mesoamericanos tenían bibliotecas y en los frisos y murales repetiían
los mismos caracteres, solicitaron a los informantes que les dieran su alfabeto
para poder realizar traducciones. Los mesoamericanos entendieron los que los
misioneros pedían y les dieron el sistema de equivalencias, pero la totalidad
de su escritura dejaba un gran margen de representaciones por fuera de ese
sistema fonético.
En la América Andina los
misioneros notaron que los Incas y otras naciones cercanas no tenían nada que
se parecieran a lo que conocían como escritura, sólo vieron representaciones
pictóricas en paredes, artesanías, alfarería y tejidos, a los que consideraron
simples ornamentos. En el caso de los quipus, reconocieron su función práctica,
aunque lo equipararon a los instrumentos que conocían y los supusieron
similares a los ábacos, entonces dijeron que eran un instrumento para realizar
cuentas o registros contables. Recién ahora, con el desarrollo de la tecnología
informática se está comprendiendo que es una escritura que responde a una
representación tridimensional.
Una gran dificultad para la
transmisión de esos sistemas de escritura y su comprensión fue el problema de
la conquista, porque para consolidar el dominio los europeos se encargaron de
romper las líneas de formación de las nuevas generaciones con las destrucción
de escuelas, bibliotecas y la muerte de las clases dirigentes y docentes.
Si bien hubo misioneros
preocupados por el conocimiento y la comprensión de las culturas de los
conquistados, por ello reunieron informantes y aprendieron su lengua, pero accedieron
sólo a un conocimiento cercenado y, por lo tanto, limitado.
En el siglo XX, con el
desarrollo de las ciencias sociales, se llevaron a cabo distintos trabajos de
registro y rescate de culturas y lenguas, sin embargo, chocó con el problema de
que después de tantas generaciones de persecución y estigmatización, los
informantes desarrollaron estrategias de ocultamiento, a tal punto de que
eluden los intentos de registro de los investigadores.
Por ejemplo, el caso del Kakán,
una lengua extendida por todo el actual territorio del Noroeste argentino, se
la consideró durante mucho tiempo extinta y sólo registrada por topónimos y
antropónimos, algunos en duda todavía. Sin embargo, a principios del siglo XXI
se descubrió que la lengua había pervivido en una profunda y secreta diglosia,
por lo tanto los investigadores no pueden acceder a ella porque requerirían un
altísimo grado de aceptación por parte de sus hablantes, cada vez más reducidos
por la disminución de las comunidades que la compartían.
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