El apóstata
Benancio Benavides
He traicionado
a mi naciente Patria
he renegado
de mi incipiente fe
he abandonado
a mis camaradas
y dejé de lado
sus sueños y
esfuerzos
que también fueron
míos
volviéndome hacia
esa bandera
cuyo rey prisionero
esperé destronar.
Hoy vienen
hacia mí en procesión
mis culpas, pecados
y traiciones.
Todos ven mi furia
y mi impotencia
porque sé que no
puedo
clamar perdón
ni pedir clemencia.
Sé que sólo
el plomo candente
es mi destino
y en lo alto
de la barricada
entrego mi pecho
a la inmolación
del fuego certero
con un vaga
esperanza de que Dios
sea más piadoso
que mi propio juicio.