Congreso Nacional del
Folklore 2023
El malón recurrente
Rafael Gutiérrez
Introducción
En
el presente año 2023, asistimos al desarrollo del “Tercer malón de la paz” que
pasó por Salta los días 25 y 26 de julio y fueron recibidos para pernoctar y
almorzar en la U.N.Sa. Para los integrantes de la delegación fue una grata
sorpresa enterarse que en la cátedra de “Problemáticas de las literaturas
argentina e hispanoamericana” sus antecedentes eran conocidos porque un texto
incorporado para su estudio hace años es el Diario
de viaje de Hermógenes Cayo. El malón de la paz por las rutas de la Patria.
Así
también fue nuestra sorpresa al enterarnos de que en otras carreras la historia
del acontecimiento no era conocida, por los que nos propusimos dar difusión al
texto y al documental que se encuentran liberados.
Del
mismo modo, hicimos la oferta a los integrantes del “Tercer malón de la paz”
para publicar las memorias que resultaran de esta campaña para que
continuáramos con la labor establecida por el lema de la U.N.Sa. “Mi sabiduría
viene de esta tierra”.
A
tal efecto elaboramos esta ponencia como un recorrido por el desarrollo
diacrónico de los “malones” hasta nuestro presente, con la finalidad de mostrar
cómo las comunidades nativas sobrevivientes continúan una lucha de larga data.
El
malón en nuestra historia
Cuando
referimos el término “malón”, la mayoría de las personas recuerdan las campañas
de saqueo llevadas a cabo por las naciones de la pampa y la Patagonia en contra
de las poblaciones criollas establecidas en esa frontera durante el siglo XIX.
Sucede que la práctica fue muy anterior hasta que se la generalizó con un
nombre de lengua mapuche:
La noción de malón, que procede de la lengua mapuche, se usa para
aludir a un ataque repentino de indígenas. En concreto, podemos determinar que
procede de la palabra “mapudungun”, que es sinónimo de “hacer hostilidad al
enemigo”. Una palabra esta que también se usaba para hacer referencia
exactamente a los ataques por sorpresa que los mapuches realizaban en contra de
lo que eran las tropas españolas. (Pérez Porto, J., Merino, M.)
Sucede
que desde que los europeos extendieron sus conquistas por territorio del
continente llamado por ellos América se encontraron con diversas naciones que
hacían un uso variado de ocupación que iban desde el recorrido, el pastoreo, el
empleo como cotos de caza según temporadas y otros que habían establecido
poblaciones permanentes con diferente grado de urbanización.
Pero
el descubrimiento del potencial económico del territorio hizo que los
diferentes gobiernos y empresas europeas buscaran justificaciones para invadir
y someter a las diversas naciones americanas, desde motivos religiosos a
razones de Estado, cada país europeo que pudo se hizo de una parte de América
sin importar que ya había pobladores y con diferentes grados de organización.
Todos fueron subsumidos en la categoría de “salvajes” o “bárbaros idólatras”
que debían ser salvados por los occidentales poseedores de una cultura superior
y de una religión verdadera.
Desde
el siglo XVI en adelante los europeos hicieron alianzas con naciones indígenas
aprovechando rivalidades previas para lograr objetivos propios, incorporándolos
incluso a guerras del Viejo Mundo, como sucedió con las disputas entre España y
Portugal y entre Francia e Inglaterra.
En
el siglo XIX se iniciaron las guerras de independencia en América bajo un
programa iluminista, por lo que los ideólogos de la revolución emitieron
proclamas afines a los ideales de “libertad, igualdad y fraternidad”, lo que
implicaba la incorporación de las naciones otrora sometidas al mismo proyecto
emancipador. Prueba de ello es que las proclamas de la Junta Provisional de
Gobierno emitidas en Buenos Aires en 1810 y la Declaración der Independencia de
1816 están redactadas en castellano, guaraní, aimara y quechua.
Consecuente
con ese programa, varias naciones indígenas se unieron a las tropas regulares
en campañas militares en contra de las fuerzas realistas, pero, terminadas las
guerras de independencia en el primer cuarto del siglo XIX, estas naciones
descubrieron que sólo fueron utilizadas por los criollos para cumplir sus
objetivos de ocupar el lugar de los gobernantes peninsulares.
Las
naciones nativas habían sido diezmadas por la guerra mientras continuaban
desposeídas de sus territorios ancestrales y de los derechos prometidos a los
ciudadanos de los nuevos países. Como resultado, varias naciones continuaron en
guerra contra los criollos con campañas esporádicas de saqueo, aprovechándose
de la debilidad de las líneas defensivas porque los ejércitos criollos se
encontraban comprometidos en las guerras civiles que siguieron a las guerras de
independencia.
A eso hay que
sumarle que las nuevas naciones sacaron rédito de las guerras civiles de sus
países vecinos, estableciendo alianzas con las naciones indígenas para
debilitar aún más las fronteras internacionales del país colindante. Así la
convulsionada Argentina debía hacer frente a la amenaza de Chile, Brasil y
Paraguay que proveía de armas a las naciones indígenas y compraba parte de los botines
resultantes de los saqueos perpetrados durante los malones, en especial el
ganado equino y vacuno.
La
Argentina tenía un ejército muy debilitado y desorganizado para enfrentar las
incursiones de las naciones indígenas, por lo que se procedió a sucesivos
acuerdos que implicaban el pago de tributos a los jefes tribales más influyentes
para evitar sus ataques. Sin embargo esos pagos no llegaban a tiempo o no eran
suficientes, por lo que las campañas de saqueo se reanudaban, ocasionando que
las tropas de frontera volvieran a realizar contraataques de poca profundidad
en territorios que no conocían y sin suficientes recursos para darles
continuidad, reiniciando otra etapa de negociaciones.
A
fines del siglo XIX, se intentó una defensa fija para evitar el saqueo de
ganado al sur de Buenos Aires, conocida como la zanja de Alsina; megaproyecto
que no llegó a completarse por su inutilidad frente a las estrategias de las
tropas nativas y a la lentitud de asignación de recursos para completarla.
Con
el cambio de gobierno fue el General Julio Argentino Roca el que propuso una defensa
activa que todos conocemos como la
“Campaña del Desierto” en el Sur y como “Campaña del Chaco” en esta zona del
país, que implicó el movimiento de tropas junto a acuerdos internacionales para
evitar la huida de las naciones aborígenes hacia países limítrofes. El
resultado es de todos conocido, las naciones fueron diezmadas, sometidas y
desposeídas, algunas hasta su virtual extinción. Las campañas fueron celebradas
como un triunfo de la civilización sobre la barbarie, mostrando al mundo que la novísima República
Argentina era un país moderno, con pleno control sobre su territorio porque
había sometido a los salvajes que la habitaban, incorporando a la
“civilización” a quienes habían sido sometidos. Por ello, muchos de los
sobrevivientes fueron sumados al Ejército o a la Armada y se dio publicidad
internacional a esa medida civilizatoria, a semejanza de lo que hacían los
norteamericanos, los ingleses y los belgas con sus respectivos dominios.
Así
es que a principios del siglo XX, la República Argentina celebró su primer
centenario con actos fastuosos a los que invitaron a dignatarios y
representantes internacionales para que vieran a un país que se incorporaba en
el concierto de las naciones como una potencia, alejando cualquier amenaza de
conquista por parte de los países imperialistas que se repartían el mundo en
esos tiempos.
Desde
esos gobiernos que ejecutaron las campañas de exterminio y sometimiento,
simultáneamente se llevó a cabo una amplia política inmigratoria destinada
a “poblar el desierto” y lograr el
anhelo de conformar un país blanco, de europeos en el exilio. Sin embargo,
indígenas nativos, mestizos y afro descendientes no dejaron de existir como una
presencia incómoda que siempre se trató de ocultar o eliminar, pero a medida
que la escolarización gratuita y obligatoria se fue expandiendo, esas naciones
silenciadas pudieron acceder a la lectura y a la escritura, con lo que se
enteraron de sus derechos y comenzaron a reclamarlos.
Enfrentamientos
y malones
Entre
1874 y 1875 en los cerros de Cochinoca hubo un levantamiento de las comunidades
kollas que reclamaron al gobernador de Jujuy José María Álvarez Prado por sus
tierras ancestrales que concluyó con un enfrentamiento armado en el que el
Ejército Argentino se impuso sobre los sublevados. En la memoria comunitaria
quedó como la “Rebelión de los Tatitos” porque fueron los padres y abuelos de
las nuevas generaciones los que habían luchado ahí.
El
control de grandes territorios en manos de terratenientes aliados con los
gobiernos de turno, ejercieron un poder despótico y omnímodo sobre sus feudos
con tal impunidad que aún en el segundo gobierno radical, el Presidente
Hipólito Yrigoyen llevó a cabo una compra privada de grandes propiedades con la
finalidad de entregarlas a las comunidades ancestrales que las habitaban. Lo
que muestra la debilidad del Estado para hacer frente a los poderes económicos
aliados a los poderes políticos.
Con
el ascenso del peronismo y las declaraciones del entonces Coronel Juan Domingo
Perón que proponía la reivindicación de todos los desposeídos, los pueblos
originarios postergados vieron la posibilidad de que haya un giro político que
atienda sus demandas centenarias. En esas circunstancias es que entre mayo y
setiembre de 1946 se realizó una marcha que atravesó el país, desde Jujuy hasta
Buenos Aires para reclamar por su derecho sobre tierras que les fueron arrebatadas
y en las que siguen siendo explotados con total impunidad, en un país que los
negó en su identidad y los trata como menos que ciudadanos de segunda.
El
Malón de la Paz
En
1945 los descendientes de los Tatitos organizaron una marcha desde Jujuy hasta
Buenos Aires en reclamo de los territorios que habían pertenecido al Marquesado
de Yavi y a quienes Perón, en su campaña electoral, había prometido la
expropiación para su restitución.
Ese
movimiento tiene su antecedente inmediato en el trámite iniciado el 25 de
setiembre de 1945, cuando los comuneros
kollas ingresaron en la Secretaría de Trabajo y Previsión en Buenos Aires un
escrito con sus reclamos ante la desposesión y el maltrato por parte de los
terratenientes. Los dirigentes Exaltación Flores, León Cari Solía y Juan Méndez
se presentaron ante la “Comisión honoraria de reducción de indios” que luego de
una larga espera los envió a tratar el asunto en el “Consejo agrario nacional”;
aunque el juicio solicitado nunca prosperó, el deambular por los laberintos de
la burocracia permitió que se encontraran con sus pares mapuches que realizaban
reclamos similares y ellos les presentaron al Tte. Retirado de Ingenieros Mario
Augusto Bertonasco que los ayudaría a organizarse para la larga marcha que
visibilizaría el reclamo.
La
marcha tomó el nombre de “Malón de la Paz” para distanciarla de la connotación
negativa que tenía la referencia a “malón”, pero para acentuar su carácter se
le agregó el determinante “ por las rutas de la Patria”, haciendo hincapié en que
no se movían a campo traviesa como las partidas que asolaban las poblaciones en
el siglo XIX y que refrendaban su carácter de pertenecientes a la misma Patria
que sus ancestros habían ayudado a fundar y que luego había sido postergados
hasta la actualidad.
El
reclamo organizado como una peregrinación fue seguida y registrada por la
prensa nacional y de cada provincia por la que pasaban pero hay un testimonio
valioso que nos ha quedado, gracias a que un integrante de la comitiva,
Hermógenes Cayo, fue registrando en un cuaderno, a manera de diario, todo el
periplo.
Diario de viaje de Hermógenes Cayo. El Malón
de la Paz por las rutas de la Patria fue editado por el Museo de Arte
Popular “José Hernández” de Buenos Aires y puesto en libre circulación por la
web. El libro es resultado de la transcripción del cuaderno de Hermógenes Cayo
y fue ilustrado con los mapas del periplo, fotografías y un anexo de las obras
realizadas por el imaginero autor del texto.
En
1960, con el auspicio del Fondo Nacional de las Artes y de la Universidad de
Tucumán, la antropóloga Mabel Prelorán conoció a Hermógenes Cayo, con quien
realizó un documental que se estrenó en 1962 en el Teatro San Martín de Buenos
Aires con el título “Hermógenes Cayo (Imaginero)”. Actualmente el video está
liberado y disponible con el mismo título en YouTube.
El
Malón de la Paz hoy
El
25 de julio de 2023 partió desde Jujuy el tercer malón de la paz, lo que a las
claras muestra que muchos de los reclamos presentados durante el primer
gobierno de Juan Domingo Perón aún siguen irresueltos, en especial lo referido
a la devolución de las tierras a sus propietarios ancestrales, yendo en contra
a la práctica heredada desde tiempos coloniales de entregar su dominio a los
conquistadores y sus descendientes, con todo lo que hubiera en ellas, incluso
personas.
La
posesión de tierras y personas fue legalizada por los gobiernos de las naciones
que impulsaron la conquista de América, las revoluciones independentistas
fragmentaron los imperios en nuevos países con la promesa de nuevas formas de
gobierno y derechos para sus habitantes, sin embargo hubo sectores de la
población que fueron relegados, llevándolos a largas luchas -de generaciones-
reclamando no sólo el trato igualitario sino la restitución de los que les pertenecía
a sus ancestros y que les fue negado en favor de intereses particulares que se
aliaron con los gobernantes de turno.
Muchos
de esos reclamos fueron negados, silenciados, invisibilizados o incluso
estigmatizados por los poderosos de turno aliados con los interesados en
mantener, agrandar y perpetuar sus fortunas; sin embargo y a pesar de todo la
verdad no puede ser ocultada siempre; de alguna manera algún testimonio queda y
es parte de nuestra responsabilidad darlos a conocer para que se haga justicia.
Estamos
dispuestos a dar nuestra colaboración con la publicación del testimonio del
“Tercer Malón de la Paz” y dar a conocer las publicaciones que hay sobre el Diario de viaje de Hermógenes Cayo. El Malón
de la Paz por las rutas de la Patria.
Bibliografía
Cayo, Hermógenes (2012), Diario de viaje de Hermógenes Cayo. El Malón
de la Paz por las rutas de la Patria, Buenos Aires, Dirección General de
Museos/Museo de Arte Popular José Hernández.
Pérez Porto, J., Merino, M. (7 de
diciembre de 2018). Malón - Qué es, definición y concepto. Definicion.de.
Última actualización el 21 de julio de 2020. Recuperado el 11 de agosto de 2023
de https://definicion.de/malon/
Valko, Marcelo (2012), Los indios invisibles del Malón de la Paz,
Buenos Aires, Continente.