CÓMO TENER UN AMIGO DE OREJAS GRANDES
Sucede a veces que alguien sabe de la existencia de otra persona y es otra sabe de uno, es o que antiguamente se llamaba “fama”, la que podía ser buena o mala. Ocurría entre los cuchilleros, por ejemplo, y eso los llevaba a buscarse y conocerse para medirse y decidir quien merecía la “fama” que le precedía.
Así ocurrió entre el autor de la presente y María del Carmen Otero Cabada. Ella sabía que él escribía sobre la historieta, él sabía que ella las hacía artesanalmente, sin embargo uno no conocía directamente el trabajo del otro, hasta que el un “hado” - como sucede siempre en el mundo fantástico – llamado “Guflo” los reunió.
La ocasión era propicia, la Dirección de Arte y Cultura del Municipio de Morón había convocado al primer “Frontera”, Festival Internacional de la Historieta, y quería contar con los exponentes de todo el país. Así fue que llegaron juntos la artesana y el lector y pudieron dialogar e intercambiar trabajos.
¿Qué hace a María del Carmen Otero Cabada una historietista artesanal, distinta de los otros “fanzinerosos” que poblaban el Festival Frontera?
La diferencia está en un adjetivo que empleamos en la oración anterior de este mismo texto, “artesanal” (aunque antes lo empleamos derivado como adverbio).
María del Carmen Otero Cabada hace sus historietas una por una, en tinta negra, las fotocopia en una tamaño que puede doblar y encuadernar hasta dar el formato a libros de doscientas páginas; ilustra las tapas y dibuja sus títulos uno por uno. Carga sus libros y los vende a los ocasionales interesados en sus trabajo y con el dinero reunido puede realizar una nueva impresión y continuar con la tarea artesanal.
María del Carmen Otero Cabada confiesa que siempre estuvo ligada al dibujo porque su labor profesional consiste justamente en ilustrar registros de especimenes vegetales, función en las que las cámaras fotográficas aún no han logrado desplazar a la mano humana.
Por otro lado está su afición, el gusto por la lectura y por la historia, lo que la llevó a la necesidad de narrar historias, uniendo sus conocimientos profesionales a su afición. El resultado es la historieta, sus libros de doscientas hojas en las que cuenta una historia en las que la imagen convoca un mundo que precedió al nuestro.
Mi amigo orejas grandes es una historieta ambientada en el incario y desde que uno conoce el ambiente comienza a darle sentido al título. Sin embargo, la palabra “incario” no aparece de inmediato en el texto, es algo que se infiere desde el principio y que mantiene la coherencia de la historia hasta el final.
María del Carmen Otero Cabada confiesa que cuando comentaba la idea que tenía, la alentaban a narrarla pero, conocedora del arte del relato sabía que contar una historia implica conocer el ambiente sobre el que se va a narrar. No basta con decir que los niños jugaban, se trata de otro tiempo y de otro mundo del que sabemos que los niños jugaban pero no sabemos a qué jugaban. No basta con decir que los personajes iban a comer si no sabemos cuáles eran los horarios en que los incas comían, si se sentaban para hacerlo, si lo hacían ante mesas o que ponían en sus platos –si es que los tenían tal como los conocemos- cotidianamente.
El resultado está a la vista para que los lectores lo disfruten: un veinte por ciento de inspiración y un ochenta por ciento de transpiración que implica lectura previa para construir ambientes, buscar diseños adecuados, bocetar personajes, situaciones y peripecias para llegar –recién- al dibujo cuadro por cuadro, al trazado de globos y de letras que traducen las voces del narrador y de los personajes.
Mi amigo orejas grandes es una de las mejores historietas hechas en Salta, tiene todo lo que se le puede pedir al género o sea maestría gráfica y solidez narrativa, ambientación de época sin caer en el documentalismo y, fundamentalmente, una buena historia para leer.
lunes, 16 de junio de 2008
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2 comentarios:
Muy Bueno Rafa!!
Te sigo visitando y te enloazo!!
Besosossoso
p/d Fe de eRatas te enlazo!
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