jueves, 7 de junio de 2012

ADIÓS A RAY BRADBURY


                A los 91 años murió (5/06/12) el escritor Ray Bradbury después de legarnos grandes revelaciones sobre la naturaleza humana al inicio de la era espacial y de la incorporación de las tecnologías informáticas en nuestras vidas.
                Desde que Jorge Luis Borges tradujo y prologó Crónicas marcianas (1950), la apreciación del género “ciencia-ficción” cambió para siempre, pues si el genial escritor indagador de los clásicos y lector de lenguas ignotas volvía su mirada sobre esa narrativa era porque se trataba de un arte oculto en los márgenes y no sólo de un mero entretenimiento de adolescentes acólitos de las historietas y el sapce-opera.
                El poeta ciego leyó en las crónicas de Bradbury no sólo la historia de la imaginaria conquista de Marte sino una nueva poesía épica, no del pasado sino de un futuro en el que los hombres repetirían los gestos que los definen como humanos, con sus grandezas y sus miserias, su heroísmo y su esperanza. Comprendió que el escritor de medio oeste norteamericano poetizaba los rumbos de sus ancestros y que por ello un mundo imaginario no es inferior a otro en el universo de la literatura.
                Fahrenheit 451 (1953) planteó un mundo en el que el Apocalipsis más terrible no provenía de las armas nucleares sino de la pérdida de la lectura, pero como todo Apocalipsis tiene sus sobrevivientes, aquellos elegidos eran los que –igual que su creador- atesoraban la literatura.
                El hombre que nos hizo pisar las rojas arenas de Marte antes que la NASA ha dejado su teclado en silencia, quizá para viajar por los infinitos mundos del universo.

Alguna vez perpetré el cuento para rendirle un tributo al escritor que me legó Marte y el heroísmo de la literatura:
 Los adictos
Desde que el Gobierno tomó sabias resoluciones creímos que estaríamos a salvo de esas desagradables imágenes en la vía pública pero no fue todo tan efectivo como esperábamos.
Las leyes de protección a la sociedad civilizada habían llevado a la prohibición de algunas prácticas y al cierre de esos antros de perdición, sin embargo, y a pesar de las serias medidas, siempre hay inadaptados que no terminan de integrarse y de comprender que las resoluciones tomadas por el Gobierno son para el bien de la mayoría.
Las sanciones y las represiones nunca son una medida suficiente porque siempre   encuentran la forma de ocultar sus perversiones aunque se recomiende a los buenos ciudadanos que los denuncien. Después no faltan los funcionarios permisivos que hacen la vista gorda y hasta que comienzan a enmendar las leyes flexibilizándolas para reducir o evitar las condenas.
A la larga las leyes comienzan a volverse inútiles y entonces tuvieron que sancionar otras y como medida práctica utilizaron esos antros que estaban cerrados y abandonados para recluir a esos viciosos proveyéndoles lo que necesitaban, de modo que no molestaran a los buenos ciudadanos con su imagen deplorable en la vía pública.
No es cuestión que los niños los vean y tomen malos ejemplos que los lleven a hábitos que degeneran en verdaderas enfermedades sociales.
Todo parecía que la solución había sido lograda hasta que descubrimos que estos adictos no se conformaban con realizar su consumo en esos lugares cerrados haciendo uso de lo que quedaba sino que su perversión los llevaba a producir nuevos materiales y a inducir a nuevas generaciones a consumirlos. Por ello el Gobierno ha pensado en expropiar sus hijos, entregarlos a familias decentes y a esterizarlos para evitar que haya una nueva generación condenada desde antes de su nacimiento.

Muchos creíamos que todo el material peligroso había quedado confinado a esos antros junto a sus consumidores y que la guardia policial en el perímetro era suficiente para controlar su corrupción y hasta pensé que si lo ponía en duda podía ser acusado -con toda justicia- de sedición, hasta que fui testigo de que mi propio vecino tenía una doble vida con toda su familia. Detrás de las paredes de lo que parecía una casa normal, esos degenerados ocultaban libros y leían.
Por suerte ahora están todos presos -como corresponde-, sus bienes expropiados y las autoridades se van a encargar de hacerles confesar sus vínculos con otros focos de contaminación para evitar que este mal se propague.

Murió el poeta Jesús Ramón Vera


SALTA ROSARIO DE LA FRONTERA
01:43 Su cuerpo fue encontrado en su domicilio de Rosario de la Frontera
Una profunda congoja se apoderó de los rosarinos cuando se difundió la noticia de que había muerto el poeta Jesús Ramón Vera. Su cuerpo fue encontrado anoche en su domicilio de calle Los Sauces, el barrio José Roberto Iriarte de Rosario de la Frontera. De acuerdo a la médica policial, Liliana Gamietea, el deceso se habría producido hace al menos tres días por una descompensación.
Jesús Vera nació en Salta el 24 de enero de 1958. Ya a los once años, “Manuel J. Castilla era su dios”, según solía decir. A los 19 años se inscribió en el primer concurso literario, y ganó el tercer premio.
De la mano de Jacobo Regen, Walter Adet y Manuel Castilla, entró a ocupar un importante espacio en la poesía salteña.
El Profesorado Provincial de Arte “Roberto Maehashi” para la Ciudad Termal fue su mayor desafío, y las Jornadas Nacionales del Arte Integrador que se realizan desde el año 2007 en la Ciudad Termal fueron su mayor creación.