viernes, 10 de abril de 2020

El increíble viaje de John Carter


El increíble viaje de John Carter
Edgar Rice Burroughs (1875-1959) es mundialmente conocido por una de sus ficciones literarias que tuvo tanto éxito que se trasladó de los folletines a los cuadros de las historietas, al cine y a la televisión en sucesivas versiones de ida y vuelta, pues no hay nadie de los nacidos del siglo XX a la actualidad que no haya conocido a Tarzán, el legendario rey de los monos que con su grito concita  a las fieras de la jungla para luchar contra los villanos de turno.
Hay tantas versiones del mítico héroe que la fama de la creatura ha opacado a su creador pues si todos conocen a Tarzán, pocos conoces a Edgar Rice Burroughs por su nombre y menos por su trayectoria literaria que es bastante amplia y fundamental en el género de la ciencia ficción.
Entre sus muchas creaciones, antes que pergeñara la figura de Tarzán, perpetró otro héroe, adelantándose por lo menos dos décadas a Buck Rogers y a Flash Gordon y elevando la mirada y las mentes de los lectores hacia otros mundos en los cielos como escenarios de aventuras humanas. Su John Carter que aparece en Under the Moons of Mars en 1912 como folletín y luego compilado en libro en 1917 con el título Una princesa de Marte. El héroe interplanetario de Burroughs había comenzado su periplo peleando la Guerra de Secesión en Norteamérica y siguió sus luchas en las arenas de Marte, en el reino de Barsum.
El viaje interplanetario se resolvió más de modo fantástico que científico -en una clara transición entre el relato fantástico y el de ciencia ficción-aunque ya sus predecesores Julio Verne y Herbert Wels apelaban a los adelantos científicos y dedicaban capítulos ala explicación del funcionamiento de las máquinas novedosas. Para Burroughs el viaje de su héroe era prácticamente mágico y los seres a los que se enfrentaba parecían más bien mitológicos, dentro de lo que hoy llamaríamos “fantasy”.
Carl era un niño (1934-1996) que se fascinó por las aventuras del héroe en Marte y deseó tanto compartir ese mundo que durante tardes enteras se pasaba en el campo con los ojos cerrados y las manos extendidas hacia el cielo, esperando abrirlos y encontrarse en las rojas arenas de la aventura, pero la magia no acontecía. Sin embargo, no se dejó vencer por la frustración y con el paso de los años el niño se hizo joven y fue a la universidad donde estudió astronomía y astrofísica.
Cuando se convirtió en profesional trabajó para la NASA y participó de las empresas que llevaron las sondas Viking a Marte y las Voyager  que ahora están en los límites de nuestro sistema solar.
La ficción alimentó la fantasía de un niño y ella nutrió el proyecto de un hombre que, al cabo de los años, cumplió sus anhelos y pudo abrir los ojos en las rojas arenas de Marte.
Ese fue el legado de Carl Sagan que siempre expresó su deuda con el ficticio John Carter, su inspiración para viajar a Marte.

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