miércoles, 15 de julio de 2015

A propósito de Huellas y papeles

Aceptar la propuesta de presentar un libro es un compromiso y un desafío. Compromiso porque si alguien se dirige ante uno para encargar la tarea es porque tiene la suficiente confianza en la persona para tratar el tema seriamente; desafío porque esa confianza puesta no tiene que defraudar ni al autor ni a los potenciales lectores con lugares comunes o términos insondables que, en lugar de aclarar, enturbian los canales de la comprensión.
Cuando era estudiante, Mauricio Ostria González, un profesor con ideas claras, me hizo entender que si había algo para decir había que decirlo, de lo contrario, callarse.
Valeria Graboski comprendió las lecciones del mismo maestro y ha escrito porque tenía algo para decir.
Para todos es fácil repetir que Salta es una tierra de poetas, que a cada vuelta de esquina uno se encuentra con un escritor; sin embargo encontrar información sobre ellos es tarea bien difícil y no me refiero a los sesudos estudios académicos sobre escuelas literarias, movimientos y generaciones, sino a datos de primera mano como cuántos escritores con premios internacionales hay en Salta, cuántos tienen publicaciones de alcance internacional y, mucho menos, un listado bibliográfico completo.
Por ello es encomiable la tarea que ha emprendido Valeria rastreando papeles para seguir las huellas de aquellos que han dado a Salta el sobrenombre de Tierra de Poetas.
Reunir en una plaqueta los trabajos dispersos es un justo reconocimiento de la Municipalidad de Cerrillos a Valeria Graboski, porque las publicaciones en revistas y las actas de congreso tienen un alcance limitado, se pierden en la diversidad de notas, artículos y ponencias que la componen, por lo que disponer de todos los artículos de la misma autora en un solo volumen facilita la tarea del lector que busca información sobre temas específicos.
Habíamos dicho que sobre la literatura de Salta todavía hay mucho por escribir y, más aún, si en lugar de leer la historia de la literatura desde la ciudad de Salta, lo hacemos desde cada localidad que vio nacer y crecer a sus hacedores de palabras.
Valeria es Cerrillana y por ello aporta su palabra, desde su particular punto de vista, otorgando a los lectores otra mirada sobre la relación entre escritor y mundo de referencia.
Para muchos esta es el primer libro de Valeria Graboski pero no deben engañarse, no se trata de su primer encuentro con la letra de molde, este es un jalón en una producción que ha visto su firma en artículos, ponencias, presentaciones y en la dirección de una revista, también del interior, Coronel Moldes.
En confidencias la autora me ha revelado sus angustias, por un lado ante la difícil tarea de enfrentarse con la hoja en blanco y llenarla de las letras que han de dar cuenta de las huellas dejadas en la cultura por aquellos que a través de hechos, libros y papeles fueron haciendo la cultura de Salta y, por otro, de enfrentarse con aquellos que ante su incapacidad para hacer algo productivo o conocer sus limitaciones prefieren denostar los logros ajenos. Ante esas situaciones no son más oportunas las palabras de aquel caballero díscolo -y por ello creativo- “ladran, Sancho, señal que cabalgamos”.
Valeria, no deje de cablagar, siempre habrá ladridos a lo largo del camino.

Lic. Rafael Gutiérrez


Cerrillos, 17 de agosto de 2004.-

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